La poeta venezolana Yolanda Pantin (Caracas, 1954) ganó el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca por haber desarrollado un “largo y profundo viaje” por los distintos recursos del discurso poético, desde su inicial exploración en la poesía conversacional en los lenguajes de la sentimentalidad, con infinidad de registros que retratan “las sinuosidades y penumbras de la condición humana”.
Según destacó el jurado de esta decimoséptima edición en su fallo, muchos han sido los universos literarios frecuentados por esta “fundamental poeta” y en todos ellos su conciencia del oficio de la escritura han propiciado “una mirada perturbadora y novedosa sobre el acto de existir”, consignó el diario La Vanguardia.
Se trata de un premio que es entregado anualmente por el Ayuntamiento de Granada y cuenta con una dotación de 20.000 euros. Patin es la segunda venezolana en recibirlo, ya que en 2015 lo recibió Rafael Cadenas.
Pantin vivió su juventud en Turmero, una ciudad del centro de Venezuela, en la que estudió en la Escuela de Artes Plásticas antes de mudarse a Caracas, donde estudió Letras en la Universidad Católica Andrés Bello.
La obra de Pantin se compone de los libros “País” y “Correo del corazón” y de poemarios, entre los que se encuentran “Casa o lobo”, “La canción fría”, “El hueso pélvico”, “Bellas ficciones” o “Lo que hace el tiempo”, con el que ganó en 2017 el Premio Casa de América de Poesía.
Pantin también ha sido reconocida con el Premio Fundarte de Poesía (1989), la beca Guggenheim (2014) y el Premio de Poesía Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval (2015), en Aguascalientes, México.
A continuación, 3 poemas para conocer a Yolanda Pantin:
Escribir
No hay ninguna
pretensión
en este intento,
si antes era así,
ahora
viene y queda
el gesto
igual a
cuando niña
dibujaba
por placer
y no dormía
hasta pintar
lo que pensaba
y era un mundo
que se hizo
con los años
garabato,
torcedura.
Cuerpos (Luis Cernuda)
Son tan bellos los cuerpos
Que he besado
Es tal el calor con que reciben
a otro cuerpo
que no puedo hacer más
que agradecer
la dicha
que tan poco merezco
Recuerdo un cuerpo de pie
ante el espejo
el acto de ofrecerse
en un instante
cuando todo está perdido
en el dorado reflejo
Son tan bellos los cuerpos
que he soñado
tan perfectos
estados de la gloria
donde un dios reside
que no puedo más que abandonarme
al vértigo en la piel
así nombrada
Pero tú
cuerpo creado por mi amor a solas
soñado besado
saciado
la mirada en ti es encarnación del mundo
de todo lo creado
por mí
a tus espaldas
piel abismo espejo
temible oscuridad más allá de tu cuerpo
a la palabra
todo lo consagro
los cuerpos que he besado
los soñados
inmóviles perfectos
terrores de la dicha
que tú encarnas.
Bosque
El que nos ha hecho sufrir
nos tiene consigo
El que ha talado la carne
la pulpa de la carne
nos adora
El solo nos puede consolar
dar sosiego
paz
a lo que es implacable
y aquí en el corazón
no ha cesado.
Erotia
Reconozco en ti lo que apenas conozco
y sé
que la piel de la espalda
al roce quema
Yo hice el cable submarino
Eres mi criatura
yo hice tus ojos tus manos
tus dientes montados
unos encima de los otros
Yo puse tu mirada
sobre el mundo
tus dos piernas
Yo hice al mundo
ávido y mojado
sin palabras
hice tu perfil
entrar al agua
tus brazadas
en el mar
en la piscina
Yo hice tu barbilla
tu cansancio
tus aletas de pez
en el acuario
Hice una joven para amarte
de venticinco años
la hice apátrida
enfermiza
una niña en el marasmo
Hice un país
un enemigo
Me dije
no
está prohibido
mirarte
Me hice daño
Yo hice a mi criatura
con mi sangre
abrir la carne
Marqué las horas muertas
en este calendario
la importancia del teléfono
mudo repicando
Yo hice el cable submarino
a París
también la hice
la ciudad de los amantes
(Télam)