María Elena Walsh supo recorrer actividades de manera amplia y por géneros diversos. Escribió cuentos, cantó, hizo poesía y teatro. Y si bien son muy conocidas sus obras infantiles, Walsh, que hoy cumpliría 91 años, dejó un importante legado de poesías dirigidas al público adulto. Entre ellos pueden encontrarse versos románticos, autobiográficos y nostálgicos, siempre con un manejo de la palabra de otro nivel.
Por eso, en el día de su cumpleaños, cuatro poemas para recodar a la artista argentina y volver a volar con su obra:
Canción
Alma sin el amor, ave dejada
en los terrenos de la maravilla:
cuando no haya más hojas
y se acaben los días
yo seguiré buscando
tu luz recién nacida
-alma sobre rebaños levantada-
para hacer las mañanas de mi vida.
El enlutado mundo que habitaba
ahora es el cielo que la frente pisa.
(Si se apagaran todas
las uvas de la viña
o se muriera el pan
en las espigas,
este incendio frutal de mi esperanza
en otra tierra se levantaría.)
Tu mano era mi mano desde siempre,
tu voz mi voz, y yo no lo sabía.
Anduve con tu sombra
al lado de la mía
por mortales caminos
y celestes orillas.
Eras un sueño en busca de mi frente
para nacer, y yo no lo sabía.
Ya mis ojos usaron la belleza
y fueron en sedienta cacería
-con su lastimadura
de límites y aristas-
al pámpano desnudo
y a la rosa vestida,
buscándote desde los miradores
con el Amor-Que-Todo-Lo-Imagina.
Cuando tú fuiste la increíble imagen
yo era la sed y el vaso y la bebida.
Las puertas y los frascos,
cubiertos de ceniza,
guardaban el perfume
de la melancolía,
mientras los palomares te esperaban
con el Amor-Que-Nada-Te-Imagina.
Aunque la providencia me negara
el alimento para la alegría,
aunque me entristecieras
la intemperie divina
con pájaros callados
y sombras pensativas,
aunque olvidaras, aunque no existieras,
mi corazón igual te cantaría.
María Elena
Los juglares son eternos
Porque viven en la voz del viento.
Elegiste irte en un día señalado,
Juglar esquivo de la voz de caña,
Un día que conjuga dos dolores,
Otro como tú, eligió ese día.
En un tiempo, él también
Creyó en las palabras y su fuerza y dulzura
Para calmar las olas de las duras tempestades
Pero sin fe en sí mismo
Abandonó en la lucha
La consolación de la poesía.
Nos diste y nos dejaste
Sin reparo, ni medida, ni especulaciones varias,
Nos diste así, tranquilamente
Como se dan las aguas a los mares,
Luego de que atraviesan la montaña.
Fuiste tierna y dura
A un mismo tiempo;
A veces no entendías,
Tanta estupidez,
Tanta locura,
Tanta falta de amor,
Tanto destino,
Tanta circular versión
Tan repetida,
Tanta malevolencia.
Yo canté contigo
Y les canté muy quedo
En tiempos que las sombras eran muchas
A aquellos que tomados de mi vida
Eran la vida toda para mí.
Y siempre te canté
Cuando en el alma
La duda de quien soy y a donde vago
Llenaba de tristeza la esperanza
Y entonces fui cigarra,
Como tú,
En noches negras.
María Elena,
No hace falta mencionar siquiera tu apellido,
Siempre serás la María Elena
Del tinglado y la luz.
En una cajita de fósforos
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Un rayo de sol, por ejemplo
(pero hay que encerrarlo muy rápido,
si no, se lo come la sombra)
Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de luna,
botones del traje del viento,
y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un secreto.
En una cajita de fósforos
yo tengo guardada un lagrima,
y nadie, por suerte la ve.
Es claro que ya no me sirve
Es cierto que esta muy gastada.
Lo se, pero que voy a hacer
tirarla me da mucha lastima
Tal vez las personas mayores
no entiendan jamas de tesoros
Basura, dirán, cachivaches
no se porque juntan todo esto
No importa, que ustedes y yo
igual seguiremos guardando
palitos, pelusas, botones,
tachuelas, virutas de lápiz,
carozos, tapitas, papeles,
piolín, carreteles, trapitos,
hilachas, cascotes y bichos.
En una cajita de fósforos
se pueden guardar muchas cosas.
Las cosas no tienen mamá.
Serenata para la tierra de uno
Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy.
Por todo y a pesar de todo
yo quiero vivir en vos.
Por tu decencia de vidala
y por tu escándalo de sol,
por tu verano con jazmines, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Porque el idioma de infancia
es un secreto entre los dos.
Porque le diste reparo al desarraigo
de mi corazón.
Por tus antiguas rebeldías
y por la edad de tu dolor,
por tu esperanza interminable,
mi amor, yo quiero vivir en vos.
Para sembrarte de guitarra,
para cuidarte en cada flor,
y odiar a los que te castigan, mi amor,
yo quiero vivir en vos.