Radicado en España, los proyectos del artista se sitúan en la frontera entre las artes escénicas, visuales y el cine y fueron presentados en diversos espacios que trascienden los lugares convencionales. En sus obras, indaga los vínculos entre el espectador y la ficción en términos globales cambiando de lugares, lenguas, dispositivos y cruzando disciplinas. “El punto de partida de mis trabajos tiene que ver con cómo nos relacionamos con la ficción y por qué sigue siendo necesaria para nosotros como seres humanos, inclusive para entendernos a nivel personal y a nivel colectivo. Esa pregunta me dispara un montón de posibilidades”, puntualiza Matías Umpierrez.
Su concepción artística y su filosofía de vida están muy ligadas entre sí. “Creo que el trabajo de un artista muchas veces tiene que ver con su propia biografía. Soy hijo de inmigrantes y vengo de una familia que durante varias generaciones decidió emigrar hacia otros lugares. Ese cambio constante de contexto hizo que sintiera que vivía en una frontera entre varios países, inclusive entre varios modos de ser y de sentir. Lo mismo me pasó con respecto a las artes. Por eso mis prácticas y mi filosofía de vida tiene que ver con vivir en cierto sentido en una frontera y mirar y producir desde la frontera entre varios países, entre las artes, entre las disciplinas y los géneros”.
En 2013, creó Distancia, una pieza que desafiaba los límites del escenario con actrices en vivo desde cuatro ciudades distintas para intentar develar cómo el teatro puede ingresar en la virtualidad. Las actrices se encontraban en diversas ciudades como Buenos Aires, Nueva York, Hamburgo y París. “Frente a la pandemia, nos damos cuenta lo que significaba la virtualidad para nuestras vidas porque nos mantiene cerca inclusive cuando no podemos estarlo físicamente. En ese momento, yo sentía que la virtualidad estaba presente, nos rodeaba y nos abrazaba todos los días, pero todavía no se había puesto sobre la mesa como correspondía y se subestimaba frente a la realidad física. Y en realidad, son dos modos que confluyen orgánicamente con igual importancia”, reflexiona.
Otro de sus trabajos más destacados fue la videoinstalación Los bosques donde reflexionó sobre cómo los sueños pueden ser ficciones inconscientes de quienes sueñan. “Los sueños son un primer encuentro con la ficción. A partir de lo que desplegó en mí una frase de Borges que dice que en los sueños somos los directores, dramaturgos, actores de nuestra propia obra de teatro, creé Los bosques, donde un grupo de personas que están soñando se encuentran virtualmente por medio de pantallas led escenificadas por medio de camas donde están durmiendo estas personas. Los espectadores podían acercarse a esos durmientes y escuchar por auriculares lo que estaban soñando”, sintetiza.
Con Museo de la ficción I; Imperio, Matías Umpierrez inaugura una sucesión de piezas que oscilan entre las artes vivas, el video arte y las instalaciones site-specific. En diálogo con Diario Vivo, dio detalles de su nuevo proyecto.
Diario Vivo: ¿Cómo surgió la idea de realizar Museo de la ficción I. Imperio? ¿Cómo abordó el proceso de trabajo con los actores?
Matías Umpierrez: Museo de la ficción nació a partir de comenzar a presentar mi trabajo en museos. Siempre me preguntaba dónde estaba la ficción en los museos. Claro, existe, pero principalmente está en los espacios de documentación, de archivo y en algunos casos se muestran ciertas ficciones, pero siempre se construye a través de un dispositivo que nos enfrenta a una pantalla donde nos encontramos en principio en silencio mirando esa caja de luz que finalmente es una película o lo que estemos mirando. También, cuando intenta poner esos dispositivos dentro de una lógica de museo, el propio dispositivo se rompe porque el museo tiene otro tipo de dinamismo con respecto al público en relación con las obras de arte. Es por eso que decidí crear un dispositivo en el cual sucede el Museo de la ficción y en el que los espectadores y las espectadoras se van encontrando con una serie de pantallas que primero muestran el trabajo de los actores y las actrices antes de entrar en escena, algo que siempre queda oculto. La pieza central que se llama Imperio, que se ve dentro del museo de la ficción, muestra un cuadrilátero que rodea a las y los espectadores donde esa ficción se va desplegando y es el público quien realiza su montaje, quien ve y omite lo que decide. Abre su sensibilidad hacia parte de la ficción que de alguna manera lo rodea constantemente y siempre lo obliga a tomar decisiones de qué ve y qué omite.
Diario Vivo: Museo de la ficción I. Imperio es una adaptación de Macbeth ambientada en el contexto de una España durante la posdictadura. ¿Por qué decidió ubicar este proyecto en este contexto histórico? Y ¿Por qué decidió elegir una obra de Shakespeare?
Matías Umpierrez: Me parecía fundamental comenzar el Museo de la ficción con la textualidad de uno de los grandes maestros de la dramaturgia, como es William Shakespeare, que es uno de los artistas que trascendió inclusive las disciplinas. Sus textos se pueden encontrar en distintos modos de producción de ficción e inclusive también en distintas disciplinas que van desde la ópera a la danza, al trabajo plástico de artistas visuales, a trabajos en instalaciones y, obviamente, dentro del teatro e inclusive en la fotografía. Por otro lado, me parecía que el Macbeth de Shakespeare está totalmente presente en nuestras vidas justamente por el uso y abuso del poder en esta época en la que estamos viviendo.
Por otra parte, España es fundamental para mí porque es uno de los lugares donde vivo, donde está parte de mi historia. Parte de mi lugar de pertenencia es aquí y quería trabajar con algunos actores que viven aquí. Por eso me parecía interesante revisar la historia española e inclusive encontrar similitudes con la historia de Argentina donde la década del 90 fue muy dramática.
Diario Vivo: El proyecto está protagonizado por la prestigiosa actriz española Ángela Molina, el actor y director canadiense Robert Lepage y participa un gran elenco de figuras como Elena Anaya, Chema Tena, Ana Torrent, Adolfo Fernández, Javier Pereira, Tessa Andonegui, Javier Tolosa, Bore Buika y Alfonso Bassave, ¿Cómo abordó el proceso de trabajo con los actores?
Matías Umpierrez: El trabajo con los actores sucedió en varias etapas. Primero, se trabajó específicamente cuestiones de actuación en relación a los personajes; cómo dentro de la pieza los personajes están movidos de sus géneros originales. Macbeth es interpretado por una mujer, Lady Macbeth es interpretado por un hombre. Justamente, el trabajo consistió en hacerlos ingresar en personajes que de alguna manera tienen un carácter diferente a lo que conocían ya que no estaban tan acostumbrados a interpretar personajes pensados para otros géneros. Fue un proceso de trabajo arduo. Finalmente, cuando se filmó la instalación fue todo un trabajo técnico muy importante porque justamente, al estar la acción dramática dividida en cuatro pantallas, obligaba a los actores y a las actrices estar en un tipo de dispositivo de rodaje que tenía que ver más con lo teatral, pero que a la vez tenía mucho que ver con el videoarte, entonces los ponía en un sistema hibrido de trabajo que les pedía estar con grandísima atención. Fue un trabajo muy delicado y exigente para los actores, con un equipo muy contundente de trabajo y muy concentrado en una tarea que en realidad fuimos descubriendo juntos y juntas.
Diario Vivo: ¿Cómo surgió su relación con Robert Lepage y Ángela Molina?
Matías Umpierrez: En el caso de Robert Lepage, fue a través de un programa en el que fui seleccionado que se llama Rolex Mentor & Protégé que selecciona cada cuatro años a un solo artista a escala mundial para crear una relación con un maestro de las artes. cómo fue en mi caso con Robert Lepage. A partir de eso, creamos una relación y una colaboración. Él conocía este proyecto que estaba desarrollando y finalmente participó como actor. Para mí, fue un gran placer tener a un director y actor tan reconocido, pero también alguien que para mí es uno de mis grandes maestros de esta profesión y de este trabajo como artista.
Con respecto a Ángela Molina, yo tenía muchas ganas de trabajar con ella porque el Museo de la ficción también justamente está proponiendo museificar a grandes actores y actrices y Ángela representa una de las grandes actrices de los últimos tiempos. Ella fue actriz de Buñuel, de Almodóvar, protagonista de más de cien películas y también en teatro fue actriz de directores como Robert Wilson. Así que para mí era un honor, pero también un placer que la protagonista del Museo de la ficción sea una actriz con un recorrido como el de ella dentro de la escena, del cine. También completan el elenco muchos otros actores y actrices que son también de gran trayectoria como Elena Anaya, que el público puede reconocer en la película de Almodóvar: La piel que habito, que fue la protagonista o Ana Torrent, que es la actriz de Cría cuervos, de Tesis, películas tan míticas y también de grandes obras de teatro. Al igual que Chema Tena o Javier Pereira o muchísimos más actores y actrices.
Diario Vivo: Relacionándolo con su último trabajo y teniendo en cuenta que el vínculo con la tecnología tal vez es mucho más fuerte ahora, ¿cuál cree que es la relación entre el espectador y la ficción por estos días?
Matías Umpierrez: Creo que el cruce entre la realidad y la ficción está cada vez más presente. Sobre todo, por momentos, en ese tipo de hacer política a partir de la construcción ficcional de la realidad. Tratar de simular una realidad que lo único que genera es la apariencia de que las cosas están controladas o están bien o están mal, sea lo que fuere el sentimiento o la realidad a transmitir, pero la realidad en muchos casos es pura manipulación. Evidentemente tiene que ver con cierta construcción de la mentira, pero muy tomado por momentos de herramientas que son más propias de la ficción que de lo que debería ser una realidad política y social. Frente a una época donde es difícil distinguir esos juegos, en vez de votar a personas pareciera que se está votando a personajes que no tienen tanta posibilidad de generar responsablemente su trabajo. Ese mecanismo que de alguna manera se arma entre la realidad y la ficción es una de las grandes dificultades de esta época. Por eso me parece que mi obra, o el modo en que a mí me interesa que mi obra se relacione con la realidad, es justamente a partir de pensar esos mecanismos y ponerlos en evidencia para que el sentido crítico esté más arraigado. Creo que por momentos hay un interés político de adormecer cierto sentido crítico en una parte de la sociedad y eso es absolutamente preocupante.
Diario Vivo: Analizando su carrera como curador, además de haber sido curador del área de teatro del Rojas, usted es director del Festival Internacional de Dramaturgia ¿Cuál fue el puntapié inicial para crear este proyecto? ¿Piensa realizar una nueva edición?
Matías Umpierrez: El Festival Internacional de Dramaturgia se pregunta por las narrativas en la contemporaneidad e intenta pensar algunos ejes centrales de la ficción desde otras perspectivas. Las narrativas de la contemporaneidad comprenden pensar si la dramaturgia se puede desplegar de otras maneras, más allá de la práctica teatral. A partir de eso creamos, una sección de teatro específicamente donde encontramos textos de distintas geografías, de conflictos muy diferentes.
Por otro lado, hay otras secciones que relacionan a artistas con otras prácticas de las dramaturgias. También, a partir de la danza, creamos encuentros entre artistas locales de la Ciudad de Buenos Aires y artistas de otros hemisferios para pensar una dramaturgia conjunta a partir de la inmigración y emigración de movimientos. También dentro de las artes visuales creamos diálogos entre artistas transdisciplinares, pero también específicamente de las artes visuales y creando este juego en otros sentidos de cómo la dramaturgia puede aparecer justamente a partir de otro tipo de proyectos.
El Festival Internacional de Dramaturgia se realiza a partir de la Plataforma Fluorescente, un dispositivo transdisciplinar que promueve la colaboración entre artistas e instituciones de distintas geografías y justamente ya llegamos a acuerdos con unas treinta y cinco instituciones globales, internacionales que apoyan la iniciativa y la hacen posible, pero también otros proyectos como, por ejemplo, Dramaturgia para una conferencia que presentaremos en Alemania. Fue en colaboración con Paul Preciado y con artistas locales de distintas disciplinas Y sí, estamos trabajando en una nueva edición del festival que posiblemente sea en 2022.
Foto principal: Matías Tavolaro.