La semana pasada varios medios estadounidenses confirmaron lo que se veía venir desde hace semanas: Black Adam no funcionó en taquilla. La película de Dwayne Johnson era la primera de DC que se estrenaba luego de la fusión de Warner y Discovery, con David Zaslav como nuevo CEO y el fichaje derivado de James Gunn y Peter Safran como líderes de DC Studios (renombrada DC Films). Black Adam, a su vez, tenía interés por insuflar coherencia a la continuidad de DC y dibujar un futuro prometedor (por ejemplo con la vuelta de Henry Cavill como Superman), y aunque ni público ni crítica parezcan haber conectado con ella cunde bastante satisfacción actualmente en Warner. ¿Por qué? Porque parece que The Flash, una de sus próximas y más esperadas películas, es buena.
The Flash fue durante años un plato caliente para DC: primero porque no había forma de ponerla en pie, y una vez rodada a causa del comportamiento de su intérprete principal, Ezra Miller. Ya durante el rodaje del film de Andy Muschietti, el actor de Animales fantásticos mostró un comportamiento errático, que se agravó en los meses siguientes. Miller fue arrestado tras varios altercados públicos, cruzándose esto con acusaciones por manipulación de menores y por la presencia de una madre con sus tres hijos en una granja de cannabis de su propiedad. Los problemas con la justicia de Miller, sin embargo, terminaron por estabilizarse, con el actor lanzando una disculpa pública y exhibiendo propósito de enmienda en pos de The Flash.
Durante los peores momentos del caso Miller, en Warner se llegaron a plantear no estrenarla, y desde luego descartaron que el actor siguiera embarcado en futuros proyectos de DC. Esto último sigue contemplándose, pero Deadline adelanta que los pases de prueba de The Flash fueron muy satisfactorios. Se la llegó a comparar con la experiencia de Spider-Man: No Way Home (idea lógica puesto que The Flash también lidia con varios cameos prometidos, del Batman de Ben Affleck al que interpreta Michael Keaton, volviendo luego de décadas) con unos fans que quedaron muy entusiasmados, de modo que la major decidió no solo seguir adelante con su estreno, sino además adelantarlo una semana en los Estados Unidos. Luego de varios aplazamientos, el estreno de The Flash había quedado fijado para el 23 de junio de 2023.
Tras los pases, sin embargo, Warner movió la fecha al 16 de junio de 2023, lo que significa que coincidirá con el fin de semana del Día del Padre en EE.UU. y con una cartelera donde tendrá que competir con Elemental, lo nuevo de Pixar, y No Hard Feelings: comedia de Sony que protagoniza Jennifer Lawrence. A falta de saber si Miller renueva contrato para más películas de DC (o si realiza promoción siquiera), el año que viene se dibuja como uno decisivo para la franquicia, estando rodeada The Flash por Shazam! Fury of the Gods (estreno el 17 de marzo de 2023) y Aquaman and the Lost Kingdom (25 de diciembre de 2023).