Christopher Nolan fascina a muchos, cansa a algunos y se caracteriza por su vehemencia creativa, su planificación hasta el mínimo detalle, su fijación por los formatos (y por el tratamiento del tema temporal) y sus despliegues narrativos y de plasmación. Unas cuestiones que vuelven a fluir por el hecho de que en Oppenheimer, su próxima película, recrea la explosión de una prueba nuclear sin necesidad de recurrir al CGI, a los efectos digitales tan imperantes (demasiado) en la industria.
El cineasta prioriza los efectos prácticos, como siempre manifestó a lo largo de su trayectoria, y reafirmó esa querencia en declaraciones a Total Film, donde habló de la manera en que ha planteado la escenificación de la Prueba Trinity, realizada por Estados Unidos en el desierto de Nuevo México el 16 de julio de 1945. Señala que Andrew Jackson, el supervisor de efectos visuales, y él abordaron cómo “hacer muchos de los elementos de la película de manera práctica, desde representar la dinámica cuántica y la física cuántica hasta la Prueba Trinity en sí misma”.
“Ha sido uno de los proyectos más desafiantes que he emprendido en términos de escala”, subraya Nolan, que extiende el factor de la gran escala a lo relativo a “encontrar la amplitud de la historia de Oppenheimer“, figura clave en la creación de la bomba atómica. “Hubo grandes desafíos logísticos y prácticos, pero tenía un equipo extraordinario y dieron un paso al frente. Pasará un tiempo antes de que terminemos, pero mientras observo los resultados y mientras ultimo la película, estoy encantado con lo que mi equipo ha sido capaz de lograr”, expone el autor de Tenet.
Estas palabras motivan que desde luego la producción prometa todavía más. Una sugerencia en la que por supuesto influye su fascinante reparto: Cillian Murphy (como J. Robert Oppenheimer), Florence Pugh, Matt Damon, Emily Blunt, Robert Downey Jr., Kenneth Branagh, Gary oldman… Un elenco que también remite a lo indicado de la gran escala. Se estrena el 21 de julio de 2023.