“Wes Anderson es uno de los pocos directores cuyo estilo único e inconfundible se puede reconocer con solo un cuadro”, valoraba Alberto Barbera, director del Festival de Cine de Venecia, añadiendo que “Su universo formal remite a una estética infantil y visionaria, dominada por los colores pastel y el cuidado obsesivo en la elaboración de secuencias estrictamente simétricas pobladas por soñadores inadaptados incurablemente románticos y alegres”.
Una definición muy acertada del personal universo cinematográfico del cineasta texano que fue homenajeado, el pasado 1 de septiembre, en el mencionado certamen veneciano con el premio Cartier Glory to the Filmmaker Award, que se otorga a una personalidad que haya hecho una contribución particularmente original a la industria cinematográfica contemporánea. En la ciudad de los canales también presentó su nuevo trabajo, el mediometraje de 39 minutos La maravillosa historia de Henry Sugar.
Así es. No le ha bastado con el estreno este año del largometraje Asteroid City, plagado de estrellas, que ya estrenó otra obra, aunque sea de menor duración. Y, otra de las características de Wes Anderson es precisamente que logra reunir repartos impresionantes. El de La maravillosa historia de Henry Sugar no es menos.
Allí estarán Benedict Cumberbatch, Ralph Fiennes, Ben Kingsley, Richard Ayoade y Dev Patel, intérpretes todos ellos británicos para un argumento inspirado en Historias extraordinarias, siete cuentos escritos por Roald Dahl. El principal tiene como protagonista a Henry Sugar, un hombre rico y superficial que descubrirá a través de un libro que tiene un don psíquico, la capacidad de poder ver a través de los objetos y predecir el futuro.
Tras su paso por Venecia, el mediometraje acaba de estrenarse, ayer miércoles 27 de septiembre en la plataforma de Netflix.