Rodrigo Moreno, el talentoso cineasta argentino, ha dado vida a una nueva obra cinematográfica, Los Delincuentes, que se destaca por su innovadora reinterpretación de una premisa de una vieja película argentina. Inspirado por Apenas un Delincuente de Hugo Fregonese, de 1949, Moreno ha reformulado completamente la trama. En lugar de centrarse en un robo al lugar de trabajo, la película se adentra en el mundo de un banco y en un personaje cuyo oficio consiste en contar dinero ajeno día tras día. Este individuo, en un momento de introspección, decide llevar a cabo un audaz robo. Sin embargo, su objetivo no es acumular riquezas y llevar una vida lujosa. En cambio, elige robar una cantidad precisa que le permita vivir el resto de sus días sin la necesidad de trabajar.
Este giro narrativo plantea una cuestión central y provocadora: ¿vivimos para trabajar o trabajamos para vivir? La película desafía las convenciones y estimula una reflexión profunda sobre el significado del trabajo en la vida de una persona. La premisa se convierte en una ventana a un diálogo más amplio sobre la libertad, la elección y la búsqueda de un propósito que trasciende las cadenas de la rutina diaria. Los Delincuentes no solo promete entretener, sino también invitar a la audiencia a cuestionar y reevaluar su propia relación con el trabajo y la búsqueda de una vida plena y auténtica.
Dos empleados bancarios que, hastiados de sus rutinas, toman una decisión drástica que cambiará el curso de sus vidas. Morán (Daniel Elías) y Román (Esteban Bigliardi) están atrapados en las fauces de la monotonía de la vida corporativa, se ven enfrentados a una encrucijada vital. En su búsqueda de una existencia más auténtica y liberada de las cadenas de la rutina, uno de ellos opta por una solución inusual: cometer un delito. Este acto no sólo transforma su destino, sino que también arrastra a su compañero hacia un viaje de cambio y autodescubrimiento.
Morán ejecuta el golpe y posteriormente se reúne con Román en la pizzería El Imperio de Chacarita. Allí, le presenta una propuesta irresistible: confesará el delito y cumplirá condena, solo pide a Román que custodie el botín hasta su liberación, momento en el que compartirán el dinero equitativamente. Con ciertas dudas, su colega acepta.
La trama se bifurca: Morán viaja a las Sierras de Córdoba, mientras Román enfrenta una intensa investigación interna que lo lleva al borde del colapso. Desde el atraco y la entrega, los cómplices inician un periplo impredecible, combinando la persecución en el banco con la vida tras las rejas. La segunda parte del film irradia una felicidad cinematográfica que transforma la crítica a la alienación social, tema recurrente en las películas de Rodrigo Moreno, en una celebración de la libertad.
Los Delincuentes tuvo su estreno mundial en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes. En el evento, obtuvo el respaldo de una crítica favorable que le otorgó un 95% de aprobación en Rotten Tomatoes. Además, ha sido galardonada en festivales prestigiosos como el Jerusalem Film Festival, donde se llevó el premio a Mejor Film Internacional y una Mención Especial, y el New Horizons International Film Festival en Polonia, donde se hizo acreedora al Grand Premio en la Competencia Internacional.
Encabezando esta travesía fílmica se encuentran talentos destacados como Daniel Elias y Esteban Bigliardi, quienes entregan interpretaciones conmovedoras y profundamente auténticas. Complementan este reparto de estrellas actores como Margarita Molfino, Germán De Silva, Laura Paredes, Mariana Chaud, Cecilia Rainero, Javier Zoro Sutton, Gabriela Saidon, Lalo y Adriana Aizenberg, quienes aportan una riqueza y profundidad adicionales a la narrativa de la película.
Rodrigo Moreno comparte sus reflexiones sobre la inspiración detrás de Los Delincuentes, haciendo eco de la vieja película argentina Apenas un Delincuente de Hugo Fregonese. Aunque comparten el nombre de Morán, la película de Moreno traza un rumbo completamente diferente. El director explora cómo la sociedad moderna ha influido en nuestras vidas, llevándonos a asumir roles y responsabilidades que, en muchos casos, nos alejan de nuestra propia libertad y autenticidad. Moreno desafía a los espectadores a reconsiderar sus propias obligaciones y a explorar la posibilidad de liberarse del destino impuesto por la sociedad.
La película se erige como una obra maestra que va más allá de los límites de los géneros convencionales. Ofrece una visión con matices tanto cómicos como reflexivos sobre la búsqueda de libertad y la monotonía de la rutina en la vida de sus protagonistas. En ella, todos los personajes desempeñan roles cruciales en la trama, y ninguno es simplemente bueno o malo. Esta complejidad en la construcción de los personajes añade profundidad y realismo a la narrativa, permitiendo a la audiencia conectarse con sus luchas y dilemas.
Moreno utiliza una técnica narrativa sumamente efectiva para ilustrar la repetitiva naturaleza de la vida diaria, especialmente en el entorno laboral de un banco, donde los días parecen fundirse en una misma y monótona experiencia. Este mismo sentimiento se refleja en la vida cotidiana de los personajes fuera del trabajo, donde la rutina también tiñe cada momento.
Uno de los logros más destacables de la película radica en su habilidad para mostrar los contrastes entre la agobiante atmósfera de una ciudad bulliciosa y la apacible tranquilidad de las sierras. Esta dualidad visual crea un efecto impactante, subrayando la sensación de escapismo que experimentan los personajes. La música desempeña un papel fundamental en la película, añadiendo capas de emoción y significado a cada escena.
Los delincuentes se revela como una tragicomedia, donde los protagonistas se convierten en antihéroes y perdedores de la vida. La película transcurre en dos fases distintas: una primera parte se enfoca en el atraco y las circunstancias dinámicas que lo rodean, mientras que la segunda parte profundiza en las emociones y deseos de los personajes. Un giro inesperado ocurre cuando Román, uno de los protagonistas, se encuentra con Norma, una mujer que personifica la libertad y la ausencia de emociones rutinarias. Este encuentro desencadena una serie de reflexiones sobre las elecciones que han definido las vidas de los personajes hasta ese momento.
Rodrigo Moreno es un director, guionista y productor argentino, considerado uno de los integrantes del llamado “Nuevo Cine Argentino”. En 1993 escribió y dirigió su primer cortometraje, Nosotros, que ganó el premio a la mejor película en el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao. Codirigió, junto a Mariano De Rosa y Salvador Roselli, el film Mala época (1998); y junto a Ulises Rossell y Tamborino, El descanso (2002). Su carrera tomó vuelo con la realización de su ópera prima El custodio en 2006. Esta película marcó una colaboración memorable con el reconocido actor argentino Julio Chávez, quien dio vida a Rubén, un guardaespaldas presidencial atrapado en una existencia solitaria y monótona. La obra fue aclamada por su narrativa austera y su capacidad para permitir a la audiencia adentrarse en las complejidades de la vida de un hombre común en circunstancias extraordinarias.
A lo largo de los años, Moreno ha seguido desafiando los límites del cine, entregando obras que no solo entretienen, sino que también provocan una profunda reflexión sobre la sociedad y la condición humana, con películas como Un mundo misterioso (2011), protagonizada por Rosario Bléfari, y Réimon (2014). A través de esta película, no solo rinde homenaje al legado del cine argentino, sino que también se erige como un visionario que desafía los paradigmas establecidos en la industria cinematográfica. Su capacidad para transformar una premisa clásica en una narrativa contemporánea y relevante destaca su habilidad como narrador y director.
“Los delincuentes” se estrena en las salas argentinas el próximo jueves 26 de octubre y luego tendrá su estreno en la plataforma de streaming MUBI.