La cirugía de implantes mamarios es una de las intervenciones estéticas más realizadas en el mundo. La mayoría se hacen para aumentar el tamaño del busto, para unificarlo o para levantamientos, sobre todo en mujeres que amamantaron o perdieron mucho peso.
“La paciente sale de quirófano con sus mamas voluminizadas, pudiendo ver el resultado casi inmediatamente”, sostuvo el cirujano plástico Juan Manuel di Diego (MN 103503). “En el postoperatorio, solemos dar indicaciones que son bien llevadas a cabo”, agregó.
El médico explicó que si bien los implantes mamarios, “son muy seguros en la actualidad”, una paciente no está dada de alta “mientras los tenga colocados” y debe someterse a evaluaciones periódicas.
“El cuerpo humano es inteligente y construye en torno al implante una cápsula de protección y contención. Esta cápsula en general es blanda y laxa, permite que el implante se deslice libremente en su interior y otorga un aspecto natural y anatómico a la mama”, apuntó di Diego. “Pero en ocasiones, esa cápsula se torna más rígida generando complicaciones que requieren ser evaluadas”, advirtió.
Di Diego indicó que, aunque existen técnicas que reducen los riesgos, es necesario controlar la evolución de los implantes y la cápsula.
“Es por ello que ante la pregunta `¿ya estoy de alta, doctor?´, la respuesta siempre debe ser: no, usted es una paciente a quien le he colocado un implante mamario y mientras lo tenga colocado, es mi responsabilidad cuidar su evolución”, agregó.
Di Diego indicó que “de surgir pequeños cambios que deben alertar al médico”, es necesario evaluar la posibilidad de recambiar los implantes antes de llegar “a una ruptura de la cápsula y el consiguiente derrame de silicona”.
“Una correcta detección podría derivar en una cirugía de recambio simple con un postoperatorio corto y de rápida reinserción a las actividades habituales”, precisó el cirujano.
Signos de alerta:
1- Aparición de dolor. El dolor no es habitual, no hay que acostumbrarse a él y ante la aparición de molestias, se debe consultar. “Cuando el dolor se hace permanente y se acompaña de un endurecimiento extremo de la mama se debe consultar inmediatamente por el riesgo de ruptura”, advirtió di Diego.
2- Cambios en la altura del surco mamario. Estando de pie y frente al espejo se deberán levantar los brazos y observar la altura del surco inframamario. Si una mama está más alta que la otra, podría corresponder a una contractura incipiente de la cápsula y se debe consultar.
3- Cambios en la altura del pezón y aréola. Una diferencia tanto en la altura del pezón como en la dirección del mismo podría corresponder a contracturas capsulares. Este signo no debe ser confundido con las diferencias de altura o dirección que se ven en el postoperatorio inmediato y que podrían corresponder a variaciones anatómicas normales o errores en la técnica.
4- Aparición excesiva del polo superior o escote. En las contracturas de la cápsula los implantes suelen observarse a simple vista, se ven los bordes superiores bien marcados dejando una redondez antinatural en el escote.
5- Cambios de tamaño. Un implante contracturado suele dar una mama redonda y más pequeña, como si el envase quedase chico y el implante quisiera escaparse.
6- Aparición de ondulaciones. A menudo las contracturas se manifiestan con pequeñas ondulaciones que pueden ser visualizadas sobre la piel. Al tacto impresionan como si fuese una ropa de cama mal estirada.
7- Cabalgamiento de la glándula sobre el implante. Este signo no corresponde a una contractura de la cápsula sino a una ptosis o descenso de la glándula mamaria por arriba del implante. Se puede observar como si fuesen 2 balones superpuestos, el de atrás corresponde al implante en su lugar y el de adelante a la glándula deslizada hacia abajo. Este tipo de complicaciones son frecuentes luego de amamantamientos o pérdidas bruscas de peso.