Se trata del Louvre Abu Dhabi, obra del arquitecto francés Jean Nouvel, primer inquilino del ambicioso Distrito Cultural de la Isla de Saadiyat, y se inaugurará el próximo sábado, cinco años después de lo previsto.
Como la del Museo Guggenheim Abu Dhabi, su construcción se decidió en un momento en que el mercado de los edificios-icono se trasladaba de una Europa debilitada por la crisis económica a un pujante Oriente Medio, ávido de la visibilidad y legitimidad otorgada por los productos arquitectónicos adornados por la firma de arquitectos estrella.
Esta demora, al igual que las vicisitudes y cancelaciones que afectan hoy a otros de aquellos proyectos, no son sino evidencia de las veloces transformaciones que han afectado al statu quo global en los últimos años y que fuerzan a revisar cuál es el papel y significado que adquieren hoy edificios como éste.
El proyecto del Louvre Abu Dhabi nació en marzo de 2007, fruto de un inédito acuerdo entre los gobiernos de Emiratos Árabes Unidos y Francia, que permitía erigir al proyecto como “el primer museo universal del mundo árabe”. En el acuerdo participaron doce instituciones francesas de renombre, entre las que destacan, además del Louvre, el Centro Pompidou, la Biblioteca Nacional, el Museo d’Orsay, el Museo Rodin y el Grand Palais.
El caso del Abu Dhabi no es el de una “franquicia”de museo, sino como una institución con entidad propia que acogerá muestras itinerantes, pero distinguido sobre todo por una vocación universalista. La ordenación de las piezas expuestas tiene el propósito de recalcar los lazos de conexión que, más allá de los márgenes geográficos y culturales, hay entre las expresiones de todo tipo producidas por el hombre.
Más de 600 piezas integrarán lo que será la colección permanente del museo, procedentes de diferentes siglos y lugares. Destacan obras como la estatuilla de una princesa bactriana de fines del tercer milenio antes de Cristo, un brazalete de oro con una cabeza de león realizado en Oriente Medio hace tres mil años, una antigua esfinge griega datada entre el siglo VII-VI antes de Cristo, piezas de arte budista, orfebrería medieval europea
Entre las pinturas se encuentran “Madonna y niño”, de Giovanni Bellini; “Joven emir estudiando”, del artista otomano Osman Hamdi Bey y obras de Manet, Picasso, Gauguin, Magritte, Mondrian, entre otros maestros del arte universal. Los escultores Giuseppe Penone y Jenny Holzer han desarrollado piezas e instalaciones que “reflejan las historias universales del museo” y que se hallan ubicadas en el exterior del edificio.
El arquitecto Jean Nouvel ofrece un edificio exteriormente visible desde el mar y el entorno que rodea Abu Dabi y que toma como referencias clave los conceptos de la medina (ciudad) y los asentamientos de bajo nivel árabes. Integrado por 55 edificios individuales que construyen una ciudad-museo, queda albergada bajo una enorme cúpula de 180 metros de diámetro de características singulares.
Más de 25.000 piezas de cristal, dispuestas lateral y cenitalmente, permiten la captación de luz natural y su penetración difuminada en el interior de las salas, en combinación con luz artificial, garantizan asimismo un adecuado tratamiento lumínico para contemplar lo expuesto. Una obra de arte arquitectónico en sí mismo.
(Con información de Abc, España)