Una jornada de huelga en Cataluña

Manifestantes a favor de la independencia cortaron múltiples rutas, autopistas y vías del tres. Reclamaron la libertad de los ex funcionarios presos acusados de sedición.

Miles de personas se concentraron hoy en la plaza Sant Jaume de Barcelona para reclamar la libertad de los dirigentes políticos y sociales independentistas presos, en el marco de una jornada de huelga general y tensión en Cataluña, donde decenas de piquetes colapsaron calles y rutas.

Con el lema “Libertad presos políticos”, los manifestantes abarrotaron la emblemática plaza barcelonesa, en la que están situados el Ayuntamiento y el Palacio de la Generalitat (Ejecutivo), y volvieron a clamar a favor de la independencia de Cataluña y contra la “represión” del Ejecutivo central de Mariano Rajoy, que intervino la norteña región.

“¡Libertad! ¡Libertad! coreaban los concentrados, que también reivindicaron al ex presidente depuesto, al grito de “(Carles) Puigdemont es nuestro presidente”.  “Hoy Cataluña está en la prisión y nosotros debemos demostrar nuestra irritación”, aseguró desde el escenario de la plaza Agustí Alcoberro, vicepresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la principal organización civil secesionista.

Alcoberro convocó además a la marcha de los independentistas para este fin de semana para pedir la libertad de sus dirigente encarcelados.  Las protestas, que se repetirán por la tarde frente a los ayuntamientos de los pueblos y ciudadanos de Cataluña, tienen lugar durante una jornada de huelga general convocada por el sindicato minoritario independentista UStec-Stes, que provocó importantes problemas de movilidad en las rutas, con más de medio centenar de piquetes.

A primera hora de la mañana, un grupo de manifestantes irrumpió en la vías del tren de Alta Velocidad AVE en Girona, donde cortó la circulación, y se produjeron cortes intermitentes en algunas de las vías de los trenes de cercanía de Barcelona, según informan medios locales. Además, se vivieron momentos de tensión entre los automovilistas y los huelguistas, y el incidente más importante se produjo en la Gran Vía de Barcelona, cuando la policía nacional despejó a la fuerza, con porrazos, a los manifestantes que cortaban esta arteria de acceso a la ciudad condal.

“Los catalanes somos gente de paz. Nuestra causa es la de la razón sin violencia. Hacemos que sea así siempre. Hoy también”, escribió en Twitter con motivo de la protesta el ex vicepresidente Oriol Junqueras, uno de los dirigentes presos.

El jueves último, la justicia ordenó la prisión sin fianza para el ex vicepresidente catalán Junqueras y otros siete ex miembros del gobierno depuesto, acusado de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos por su plan para llevar a Cataluña a la secesión.  La jueza Carmen Lamela dictó, por su parte, una orden de detención internacional contra Puigdemont y cuatro ex consejeros de su gobierno que se encuentran con él en Bélgica, y que están acusados por los mismos delitos, que conllevan graves penas de prisión.

Puigdemont y sus compañeros están en libertad provisional pendiente del proceso de extradición en su contra, con lo que podrían ingresar también a prisión.  Los independentistas reclaman asimismo la libertad de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, los presidente de la ANC y Ómnium, presos desde mediados de octubre por presuntos delitos de sedición, por una investigación relacionada con la celebración del referéndum de secesión del 1 de octubre, que había sido prohibido por la Justicia.

Las protestas y la huelga general muestran una escalada en el conflicto secesionista de Cataluña a pesar de que las elecciones convocadas por el gobierno de Rajoy para el 21 de diciembre prometen devolver la “normalidad” a la norteña región.

Muestra de la división es que la huelga afecta de forma muy desigual a Cataluña.
El aeropuerto internacional El Prat de Barcelona y el servicio de subterráneo y colectivos funcionaban con normalidad, después que los comités de empresa rechazaron unirse a la medida de fuerza, al igual que las plantas de las automotrices Seat y Nissan, que son los centros de trabajo más importantes de Cataluña.

El mercado mayorista de Barcelona Mercabarna, al igual que el comercio minorista y los servicios turísticos, bares y cafés trabajaban de forma habitual, mientras el sector educativo y la administración es donde se registraba mayor incidencia de la huelga, con un 50 por ciento de adhesión, de acuerdo con los convocantes.

Desde Madrid, el ministro de Fomento español, Íñigo de la Serna, afirmó que el seguimiento de la “mal llamada huelga general” en Cataluña era “mínimo” pero su daño “máximo”, en tanto continúa la incertidumbre acerca del futuro de la región.

En la convulsionada jornada de hoy las críticas hacia los ex funcionarios catalanes que impulsaron la independencia continuaron desde Madrid. El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, Alfonso Dastis, dijo que Puigdemont es “un político que tan descaradamente ha ignorado el sistema al que se debe su propia legitimidad política”. El titular de la cartera de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos, aseguró que la creación de la repíblica catalana se trató de una decisión  “completamente irracional” por sus consecuencias económicas.

A pesar de que los organizadores de la huelga la calificaron como un “éxito”, la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) dijo que menos de un tres por ciento de los autónomos se plegaron a la medida de fuerza. En Madrid, en tanto, afirmaron que el acatamiento al paro fue escaso.

(Con información de Télam)