La humedad que surgió a partir del derretimiento del permafrost y de los glaciares causó un aumento generalizado de pastos para ser rápidamente reemplazados por turberas y pantanos, fragmentando poblaciones de grandes herbívoros.
Una investigación, dirigida por el Centro Australiano de ADN Antiguo (ACAD, por sus siglas en inglés) en la Universidad de Adelaida (Australia), publicada hoy en la revista Nature Ecology and Evolution, revela que los huesos fósiles de megafauna conservan la evidencia bioquímica directa de variaciones ambientales que se pueden rastrear a través del tiempo.
Utilizando 511 huesos datados con radiocarbono de animales como bisontes, caballos y llamas, el equipo pudo investigar el papel del cambio ambiental en las misteriosas extinciones de la megafauna, durante el Pleistoceno tardío, que incluye a la vasta mayoría de grandes animales terrestres existentes en la Edad de Hielo, como los perezosos gigantes o los tigres dientes de sable.
“No esperábamos encontrar señales tan claras de que el aumento de la humedad ocurriera de forma tan amplia en toda Europa, Siberia y América”, dice el profesor Alan Cooper, director de ACAD. “El momento en el que sucedió varió entre regiones, pero coincide con el colapso de los glaciares y el permafrost. Es decir, ocurre justo antes de que la mayoría de las especies se extinguieran”, añade.
El equipo internacional de investigadores, que incluye a las universidades de Fairbanks Alaska (EE UU), de Oslo (Noruega), al gobierno de Yukón (Canadá) y a otros paleontólogos rusos y canadienses, midieron los isótopos de nitrógeno de los huesos y dientes de estos animales, recuperados de zonas de permafrost y cuevas en Europa, Siberia y América. Como resultado de este análisis encontraron señales bioquímicas distintivas que reflejan aumentos masivos de la humedad en el paisaje.
“La megafauna de pradera era fundamental para la cadena alimenticia. Actuaron como surtidores gigantes que desplazaron los nutrientes alrededor del entorno”, dice el autor principal del estudio Tim Rabanus-Wallace, de la Universidad de Adelaida.
“La idea de que las extinciones fueron impulsadas por la humedad es realmente emocionante porque también puede explicar por qué África es tan diferente, con una tasa mucho menor de extinciones de megafauna que ha sobrevivido en muchos casos hasta la actualidad”, explica Cooper.
Matthew Wooller, de la Universidad Fairbanks de Alaska concluye: “Descubrimos que en los diferentes continentes los cambios climáticos ocurrieron en diferentes momentos, pero todos coincidieron con el momento en el que la humedad aumentaba masivamente justo antes de la extinción. La aportación realmente importante de este estudio es que proporciona evidencias directas de los propios fósiles. Estas criaturas extintas nos están informando sobre el clima que experimentaron y que condujo a sus propias desapariciones”.
(Télam)