El embajador de Austria, Rafael Grossi, explicó cómo dio con los resultados que llevaron hoy a la Armada argentina a confirmar que hubo una explosión no nuclear el día y en la zona en que el submarino ARA San Juan se comunicó por última vez con su base.
Según explicó el diplomático, por iniciativa propia, se le ocurrió consultar a la Organización de Control de Pruebas nucleares. “Está entre los organismos ante los que represento a la República, que tiene como objetivo detectar la no realización de ensayos nucleares y tiene sede en Viena”, explicó Grossi, en declaraciones radiales.
“Pensé que sería útil hablar con los técnicos de este organismo, para saber si había algo que fuera relevante, que nos ayudara en nuestra búsqueda”, apuntó el diplomático.
“Hicieron un informe, que fue el que transmití hace unas horas. Se captó un fenómeno, el día 15 de noviembre, unas tres horas después de la última comunicación del submarino. La conclusión técnica es que se trata de un evento singular, único, que sucede en espacio – tiempo corto, de fuerte intensidad, que no es consistente con un sismo o ruidos de animales marinos y, además, es consistente, es decir altamente relacionable, con otras explosiones subacuáticas, en una zona donde el ARA San Juan tuvo su última comunicación. Eso es lo que transmití al canciller y al ministro”, resumió Grossi.
El informe permitió confirmar la información proporcionada ayer por un análisis similar de la fuerza naval de Estados Unidos, que se refería a una “anomalía hidroacúsitca” identificada el miércoles de las semana pasada, en la zona en que el ARA San Juan desapareció.
El embajador argentino en Austria apuntó que el “evento hidroacústico” fue identificado por tres instrumentos ubicados por la red en el océano. “Hay que remarcar la gran colaboración de este organismo, que es una red mundial”, destacó Grossi.
El embajador afirmó que no se registraron nuevas explosiones, después de la identificada el 15 de noviembre.
El informe de la Organización de Controles de Pruebas no nucleares también permitió precisar la ubicación de la explosión. “Es siempre aproximada, con un margen de error”, aclaró el diplomático.