La CGT, perdida y en cortocircuito

La central obrera afirmó que el paro fue “contundente”; los ferroviarios terminaron la medida de fuerza antes de tiempo y los colectiveros no se sumaron a la protesta.

La CGT transitó las últimas horas en medio de una bruma y no por las condiciones del tiempo. El paro nacional, que se iba a concretar primero la semana pasada, una vez aprobada la reforma previsional, y las idas y vueltas posteriores, durante el fin de semana, acerca de la modalidad de la medida de fuerza, dejaron al descubierto que la central obrera se mueve sin un norte definido.

El paro terminó hoy al mediodía, con un nivel de acatamiento difícil de medir, aunque igual fue calificada como “contundente” por sus impulsores. La huelga había comenzado a la medianoche, cuando en el Congreso los diputados se expresaban acerca de los cambios en las jubilaciones.

Los maquinistas de trenes, representados en la CGT por Omar Maturano, secretario general de La Fraternidad, se sumaron al paro que se iba a extender hasta hoy al mediodía. Sin embargo, la actividad empezó a reactivarse un poco antes, alrededor de las 11.

La huelga en el transporte aéreo generó unos cuantos dolores de cabeza en los pasajeros que tenían boletos para ayer. Aerolíneas Argentinas y Austral dejaron de volar mucho antes de las doce de la noche. La medida, calculan, afectó a 60 mil personas.

En la Ciudad de Buenos Aires, los metrodelegados frenaron los subtes a las 21 de ayer. Por fuera de la CGT, se descontaba que igual se iban a sumar a la protesta en contra de la reforma previsional.

La duda se enfocaba, entonces, en la decisión que tomaría la Unión Tranviaria Automotor (UTA), que nuclea a los choferes de corta, media y larga distancia. Pero los colectiveros, conducidos por Roberto Fernández, no se unieron a la medida dispuesta por el triunvirato cegetista y manejaron todo el día de ayer y  anoche.

La Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN), con Andrés Rodríguez a la cabeza y los empleados de Comercio, conducidos por Armando Cavalieri tampoco hicieron huelga. Y las especulaciones en relación a una nueva fractura en la central obrera no tardaron en reaparecer.

Los temblores se acrecientan, encima, tras la salida de la UOM Quilmes, liderada por Francisco “Barba” Gutiérrez, de la Secretaría Interior de la CGT.

Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros, no escondió las diferencias internas. “Han habido deserciones en algunas organizaciones sindicales y diferencias, con lo cual esto abre un debate interno en la CGT”, reconoció el titular de Dragado y Balizamiento en diálogo con radio La Red.

Los camioneros, guiados por Pablo Moyano y él a su vez por su papá Hugo, se plegaron a la huelga desde el mediodía de ayer. Pero la tensión entre la familia camionera y la conducción de la CGT está latente. Pablo ya se manifestó en contra de la reforma laboral y los triunviros ya le dieron el okey.

A todo esto, nadie sabe qué pasó con la solicitada que los sindicalistas iban a publicar en los diarios nacionales, en apoyo a la reforma laboral, aún sin fecha de tratamiento en la cámara baja.

“Esta confederación seguirá utilizando los medios legales y constitucionales que le permitan no solo oponerse a este proyecto (de reforma previsional), sino a todo avance que se pretenda sobre los derechos de nuestros trabajadores”, indicó la CGT hoy a través de un comunicado.

La unidad en la central obrera vuelve a pender de un hilo, a pesar de la imagen que que se esfuerzan en mostrar ante las cámaras.