Las urnas abrieron a las 9 de la mañana (5 de Argentina) y cerrarán a las 20 (16 de Argentina), momento en el que se iniciará el recuento. No habrá boca de urnas de los medios públicos.
La jornada transcurría en sus primeras horas “con total normalidad”, según informó el secretario general técnico del Ministerio del Interior, Juan Antonio Puigserver, en conferencia de prensa.
“Hay colas en los colegios y eso es una buena señal”, dijo Inés Arrimadas, la candidata de Ciudadanos, una de las favoritas, al salir de votar en el barrio de Les Corts, donde fue recibida entre gritos de “fuera”, de sus detractores, y “presidenta”, de sus simpatizantes.
“Nos estamos jugando el futuro de nuestros hijos, es una jornada histórica. Estamos tranquilos porque hemos trabajado mucho. Vamos a luchar muy duro para que Cataluña vuelva a la normalidad”, añadió la dirigente del partido naranja.
Arrimadas se diputa la victoria con el independentista Oriol Junqueras, ex vicepresidente y candidato de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), quien votó por correo desde a cárcel y también animó a los catalanes a votar.
Desde su auto exilio en Bruselas, Bélgica, su rival en el bloque secesionista, el ex presidente Carles Puigdemont, se dirigió a los catalanes por Twitter: “Hoy demostraremos de nuevo la fuerza de un pueblo irreductible. Que el espíritu del # 1oct nos guíe siempre”, escribió, en referencia al referéndum de secesión celebrado el 1 de octubre.
“He depositado el voto con todas las esperanzas, deseos y sueños. A partir de mañana todos vamos a trabajar para hacer posible avanzar”, dijo por su parte el candidato socialista, Miquel Iceta, luego de sufragar en la Universidad de Barcelona, en el centro de la capital catalana.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, fue la política más madrugadora y al votar, y dijo que era “el momento de recuperar la soberanía catalana y la legitimidad que solo pueden dar las urnas y los ciudadanos”.
“Hoy quien tiene la llave es la ciudadanía”, remarcó Xavier Doménech, el candidato de su partido, Catalunya en Común Podemos, que se perfila como decisivo para formar gobierno.
Los electores podrán ejercer su derecho a voto en 8.247 mesas situadas en 2.680 centros de votación.
Está en juego la elección de 135 diputados que conformar el Parlamento de Cataluña, quienes elegirán al nuevo gobierno regional: 85 por Barcelona, 17 por Girona, 15 por Lérida, y 18 por Tarragona.
La gran cuestión es si los independentistas alcanzarán la mayoría absoluta y recuperarán el poder, o el bloque de partidos “constitucionalistas”, que se oponen a la secesión, podrá sumar entre todos para formar un gobierno alternativo.
Es la primera vez desde 1982 que las elecciones son entre semana y, como en aquella ocasión, se espera una participación récord ante lo que está en juego.
Al celebrarse los comicios en un día laborable, los trabajadores tendrán derecho a ausentarse de sus puestos de trabajo para acudir a votar un máximo de cuatro horas.
Más de 17.000 agentes participan del operativo se seguridad de los comicios, que tienen lugar tras los meses más convulsos de historia reciente de Cataluña, desde los atentados yihadistas de agosto, pasando por el vertiginoso final del proceso de secesión.
Los comicios fueron convocados por el gobierno español, que destituyó a Puigdemont y su gobierno, quienes llevaron a Cataluña al borde de la ruptura con España con un plan que se coronó el 27 de octubre, cuando el Parlamento regional proclamó de forma unilateral la república catalana.
El proceso de secesión frustrado provocó turbulencias políticas, sociales y económicas: más de 3.000 empresas se fueron de Cataluña, cayó el turismo y se profundizó la sensación de que existe una “fractura social” entre los independentistas y los que no lo son.
Ahora, los catalanes podrán decidir el rumbo que tomará la región optando entre los que proponen seguir por la senda de la secesión, los que quieren abandonar por completo el debate y los que plantean una “tercera vía”.
Junqueras pelea cabeza a cabeza por la victoria con la candidata “unionista” Arrimadas, según los sondeos, que pronostican un escenario sin mayorías absolutas, lo que llevará a un difícil proceso de negociación para formar gobierno.
La jornada transcurría en sus primeras horas “con total normalidad”, según informó el secretario general técnico del Ministerio del Interior, Juan Antonio Puigserver, en conferencia de prensa.
“Hay colas en los colegios y eso es una buena señal”, dijo Inés Arrimadas, la candidata de Ciudadanos, una de las favoritas, al salir de votar en el barrio de Les Corts, donde fue recibida entre gritos de “fuera”, de sus detractores, y “presidenta”, de sus simpatizantes.
“Nos estamos jugando el futuro de nuestros hijos, es una jornada histórica. Estamos tranquilos porque hemos trabajado mucho. Vamos a luchar muy duro para que Cataluña vuelva a la normalidad”, añadió la dirigente del partido naranja.
Arrimadas se diputa la victoria con el independentista Oriol Junqueras, ex vicepresidente y candidato de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), quien votó por correo desde a cárcel y también animó a los catalanes a votar.
Desde su auto exilio en Bruselas, Bélgica, su rival en el bloque secesionista, el ex presidente Carles Puigdemont, se dirigió a los catalanes por Twitter: “Hoy demostraremos de nuevo la fuerza de un pueblo irreductible. Que el espíritu del # 1oct nos guíe siempre”, escribió, en referencia al referéndum de secesión celebrado el 1 de octubre.
“He depositado el voto con todas las esperanzas, deseos y sueños. A partir de mañana todos vamos a trabajar para hacer posible avanzar”, dijo por su parte el candidato socialista, Miquel Iceta, luego de sufragar en la Universidad de Barcelona, en el centro de la capital catalana.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, fue la política más madrugadora y al votar, y dijo que era “el momento de recuperar la soberanía catalana y la legitimidad que solo pueden dar las urnas y los ciudadanos”.
“Hoy quien tiene la llave es la ciudadanía”, remarcó Xavier Doménech, el candidato de su partido, Catalunya en Común Podemos, que se perfila como decisivo para formar gobierno.
Los electores podrán ejercer su derecho a voto en 8.247 mesas situadas en 2.680 centros de votación.
Está en juego la elección de 135 diputados que conformar el Parlamento de Cataluña, quienes elegirán al nuevo gobierno regional: 85 por Barcelona, 17 por Girona, 15 por Lérida, y 18 por Tarragona.
La gran cuestión es si los independentistas alcanzarán la mayoría absoluta y recuperarán el poder, o el bloque de partidos “constitucionalistas”, que se oponen a la secesión, podrá sumar entre todos para formar un gobierno alternativo.
Es la primera vez desde 1982 que las elecciones son entre semana y, como en aquella ocasión, se espera una participación récord ante lo que está en juego.
Al celebrarse los comicios en un día laborable, los trabajadores tendrán derecho a ausentarse de sus puestos de trabajo para acudir a votar un máximo de cuatro horas.
Más de 17.000 agentes participan del operativo se seguridad de los comicios, que tienen lugar tras los meses más convulsos de historia reciente de Cataluña, desde los atentados yihadistas de agosto, pasando por el vertiginoso final del proceso de secesión.
Los comicios fueron convocados por el gobierno español, que destituyó a Puigdemont y su gobierno, quienes llevaron a Cataluña al borde de la ruptura con España con un plan que se coronó el 27 de octubre, cuando el Parlamento regional proclamó de forma unilateral la república catalana.
El proceso de secesión frustrado provocó turbulencias políticas, sociales y económicas: más de 3.000 empresas se fueron de Cataluña, cayó el turismo y se profundizó la sensación de que existe una “fractura social” entre los independentistas y los que no lo son.
Ahora, los catalanes podrán decidir el rumbo que tomará la región optando entre los que proponen seguir por la senda de la secesión, los que quieren abandonar por completo el debate y los que plantean una “tercera vía”.
Junqueras pelea cabeza a cabeza por la victoria con la candidata “unionista” Arrimadas, según los sondeos, que pronostican un escenario sin mayorías absolutas, lo que llevará a un difícil proceso de negociación para formar gobierno.