La admiración y la sensibilidad producto de la emoción que le había provocado una de sus obras, fue lo que motivó al científico más famoso del mundo, Albert Einstein a redactarle una carta de agradecimiento al pintor y muralista mexicano Diego Rivera quien, además, también admiraba al científico.
Las cartas de admiración mutua que intercambiaron el muralista mexicano Diego Rivera y el genio de la física Albert Einstein permanecieron desconocidas por más de 70 años. Se trata de dos misivas que se enviaron en febrero de 1934, y que se descubrieron recién en 2007 entre una colección de objetos resguardados en el baño del Museo Frida Kahlo de Coyoacán, que fue la casa que la pintora compartió con Rivera durante el tiempo que estuvieron juntos. Las cartas, que hasta ahora no habían sido expuestas, pueden verse estos días en la Feria del Libro de Guadalajara, donde Israel es el país invitado.
En términos generales, el científico admiraba la obra de Rivera, pero fue un trabajo puntual el que lo indujo a escribirle en agradecimiento. Se trató de una serie de 21 paneles portátiles que el mexicano pintó para la New Worker’s School de Nueva York en 1933 llamada “Retrato de América”, uno de los murales más famosos (y más polémicos, por el contexto histórico) del artista.
Esa serie de murales al fresco era la continuación de la obra inacabada del mexicano para la recepción del Rockefeller Center. Una obra que finalmente fue destruida porque el muralista incluyó un retrato de Lenin, algo que los miembros de una dinastía que es símbolo del capitalismo no vieron con muy buenos ojos, por lo que decidieron tapar el mural, primero, y mandarlo destruir, después.
Rivera se resarció reproduciendo partes de aquella obra en la New Worker’s School y también en el Museo de Bellas Artes de la Ciudad de México, donde se puede encontrar “El Hombre en un cruce de caminos”.
Más allá de las vicisitudes iniciales, lo curioso y gratificante para el científico, fue que dentro de las históricas figuras que el artista había decidido pintar entre los trabajadores y al mismo Lenin, fue que el mexicano también retrató a Albert Einstein, admiración que superaba las paredes y se extendió entre sus pertenencias.
Cuando se desvelaron los secretos que Diego y Frida escondían en su casa, se encontraron dos libros del científico entre las pertenencias del artista, dato que muestra la admiración que Rivera profesaba hacia la figura de Einstein, como le reconoció en su carta: “Le agradezco a usted que de una manera tan valiente ha tomado partido por las minorías expoliadas y por los hombres perseguidos, y contra la actual profusión sobre la tierra de las fuerzas oscuras, que amenazan con hacer caer el mundo en los fondos más bajos de la barbarie”.
De acuerdo con la información que acompañó la revelación de estas cartas, Einstein escribió su correo a Rivera desde su cubículo en la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey, el 13 de febrero de 1934. La redactó en alemán, en su máquina de escribir, y sin correcciones. En ella expresaba al muralista mexicano su agradecimiento y su admiración. “No podría nombrar a cualquier otro artista contemporáneo cuyo trabajo haya sido capaz de ejercer sobre mí un poderoso efecto similar. Espero que el mundo se dé cuenta cada vez más de lo que posee en usted”, escribió Einstein.
El borrador de esa carta apareció entre 30.000 documentos que los investigadores del Centro Einstein, de la Universidad Hebrea de Jerusalén, tuvieron que revisar luego de que en México apareciera el borrador de la respuesta que Rivera envió al Premio Nobel de Física, en el baño de la conocida Casa Azul de Coyoacán.
Ese lugar había permanecido cerrado durante 50 años. Primero Rivera pidió en su testamento que no se abriera durante los siguientes 15 años posteriores a su muerte, ocurrida en 1957. La coleccionista de arte Dolores Olmedo, que fue la albacea del pintor, respetó su deseo hasta su muerte en 2002. Las puertas de la habitación por fin se abrieron en 2007 y allí apareció el borrador de la carta de Rivera a Einsten, además de dos libros del científico alemán.
“Le agradezco a usted que de una manera tan valiente ha tomado partido por las minorías expoliadas y por los hombres perseguidos, y contra la actual profusión sobre la tierra de las fuerzas oscuras, que amenazan con hacer caer el mundo en los fondos más bajos de la barbarie”, le escribió Rivera a Einstein, unos días después de recibir la carta del científico. Su misiva estaba escrita en francés y a mano.
No hay más registro de aquella admiración mutua entre el muralista y el científico, pero esas cartas que hoy guarda el Museo Frida Kahlo son el reflejo dos genios que compartieron una época.
(Con información de Infobae)