Un ingeniero de la Universidad Nacional de San Juan trabaja en la adecuación de la mano de un robot para usarla él mismo como prótesis (ya que padece focomelia), y quiere poder controlarla con los impulsos eléctricos del brazo en vez de con movimientos mecánicos.
Eugenio Orozco, ingeniero del Instituto de Automática de esa universidad, busca que la mano que está desarrollando para su propio uso tenga los mismos movimientos que una mano humana.
Orozco, de 34 años y doctorado de la casa de estudios sanjuanina, padece focomelia, una malformación congénita en la cual los huesos largos de una o más extremidades no están presentes o están acortados.
Ahora el trabajo del ingeniero sanjuanino “consiste en activar la parte inteligente de la mano con la actividad eléctrica de los músculos, con lo que se convertirá en una herramienta en desarrollo y no una prótesis mecánica”-
El trabajo de Orozco, “que está en proceso de patentamiento”, es la “traducción electrónica de la señal eléctrica que general los músculos, para que a través de ecuaciones matemáticas, poder decirle a la mano que haga tal o cual cosa, que agarre algo, que mueva tal dedo, que apriete o suelte alguna cosa”.
Actualmente el joven sanjuanino diseña “nuevos motores, porque los que traía la mano eran muy grandes y queremos poder incorporarlos a la estructura de la mano”.
“La mano nos ofrece muchas oportunidades y por eso seguimos investigando, modificando y experimentando”, afirmó Orozco, quien reveló que “ya podemos darle movimientos utilizando bluetooth con un microprocesador puesto en la mano”.
La prótesis en desarrollo está casi totalmente hecha con impresión 3D en material PLA, con unas 45 piezas de ensamble para formar la mano, cinco micro-servomotores para articular individualmente los dedos, un servomotor para articular muñeca, micro-controlador de última generación, ARM Cortex M4F, sensores de biopotenciales EMG de cuatro canales, sistema de alimentación y carga de batería Li-Ion 3,7V, memoria SD y bluetooh.
Para el ingeniero, el trabajo que encabeza “significa mucha presión” porque entra en juego su historia personal: “Nací sin la mano y me crié sin ella, y si bien mejorar es bueno, me representa mucha presión que haya mucha gente con ilusión sobre esto”, sostuvo.
Al mismo tiempo, expresó su alegría “por el reconocimiento que estamos teniendo y sabiendo que en estas investigaciones, muchas veces se dan dos pasos y se retrocede uno”, finalizó.