Este sábado, las personas que subieron a un taxi en la Ciudad de Buenos Aires -y que estaba informados- se llevaron una sorpresa: el aumento que esperaban finalmente no ocurrió. A pesar de que todo estaba encaminado para un incremento del 18 por ciento, tanto para la bajada de bandera como para la ficha, pero finalmente la actualización se postergó imprevistamente.
El sábado, la bajada de bandera en los taxis porteños iba a pasar de 27,30 pesos a 32,60 pesos para los viajes hechos durante el día, mientras que a la noche iba a pasar de 33,20 pesos a 39,10. El nuevo valor de la bajada se fijó en 3,26 pesos. Nada de esto sucedió: el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, a último momento, suspendió el aumento al darse cuenta de un detalle: la suba de los viajes, de 18 por ciento, iba a superar el máximo de 15 por ciento que la Casa Rosada quiere establecer de aumento salarial para los gremios en las negociaciones paritarias.
Desde el Gobierno de la Ciudad señalaron también que por tratarse esta una semana conflictiva en términos sociales, en medio de las huelgas y protestas docentes, se decidió la postergación del aumento.
Curiosamente, con el aumento de los taxis también vino un alza de la tarifa de Uber, el servicio enemigo de los taxistas. La aplicación anunció a sus clientes que el pasaje tendrá una base de 20 pesos y que el minuto de traslado tendrá una suba de 20 por ciento. De esta forma, el minuto pasó a costar 2,40 pesos, en tanto que el kilómetro recorrido alcanzó los 6,50 pesos.