Lo mejor de ellos

Con una presentación impecable, Foo Fighters se presentó ayer por la noche en el Estadio de Vélez Sarsfield ante 40.000 personas que entonaron hasta el final canciones que pasaron por toda su discografía

Luego de algunas complicaciones para el demorado ingreso, en un estadio de Vélez Sarsfield lleno, la voz de Dave Grohl irrumpió en el escenario para comenzar lo que sería una noche a puro rock.

Ante unas 40 mil personas, la banda interpretó “Run” para abrir una noche en la que reinó la emoción, el agradecimiento y la potencia de un conjunto que después de casi dos horas y media de espectáculo, pareció haberlo dejado todo en la última noche de su gira internacional.

 

 

Con un rock estridente, distorsionado, gritón por momentos, Dave Grohl y sus muchachos dejaron más que satisfechos a sus fans locales con un repaso de sus clásicos, algunos covers y mucho feedback del público, que accedía a cada uno de los pedidos de la banda y hasta tuvo que ceder ante los cánticos dedicados a sus integrantes.

“You are fucking crazy, men”, fue la muletilla que repitió Grohl una y otra vez al conmoverse por un público implicado y presente que cantó cada canción de un repertorio que dejó satisfecho a viejos y nuevos fanáticos.

Muy bien acompañado por Pat Smear y Chris Shiflett en guitarras, Nate Mendel en bajo, el incansable Taylor Hawkins en batería y el ex Wallflowers Rami Jaffee en teclados, el sarcástico y carismático cantante pudo volcar su fórmula de rock chirriante y gritón para triunfar.

Los Fighters salieron dispuestos a tomar el toro por las astas, ganarse al público con los primeros acordes y mantuvieron esa línea con el también arrasador “All my life” hasta que le dio paso a la sutileza alternativa de “Learn to fly” donde se lucieron las guitarras de Shiflett y Smear, mientras que Grohl sumaba su rasgueo a la monolítica base conformada por Hawkins y Mendel.

 

 

La puesta en escena fue notable con varias pantallas, un juego de luces impecable y una dirección de cámaras que le dio a todo el estadio la posibilidad de disfrutar el concierto como si estuviera viendo un DVD en el living de su casa.

Con “The Pretender” siguió ese hard rock moderno que se prolongó con el nuevo “Sky is a neighborhood” de su nuevo álbum que mostró a los FF más cerca de un blues moderno, crudo, bien zepelliniano que contó además con la aparición y participación de tres coristas mujeres.

En “Rope” Grohl confirmó sus dotes de frontman al llevar a la banda a una zapada a caballito de los riffs más antiguos del rock, buscando que cada uno de los acordes recibiera la aprobación del público.

En ese lapso, la banda mostró otra densidad tímbrica, una búsqueda sonora alejada de su patrón rockero con la canción “Sunday Rain” estrenada en la gira y cantada por el baterista Hawkins que derivó en una zapada de rock latino bien a lo Santana de los años 70 que dejó enfervorizados a los fans.

En “My heroe”, Foo Fighters mostró su lado más alternativo, más rico y sutil que siguió en el hit “Wall” que invitó al pago de todo el Amalfitana. La línea más punk alternativa volvió con “Breakout” y derivó en un rock bien poguero con “These Days”, pudiendo transitar climas que iban desde lo eufórico, hasta lo emotivo y reflexivo.

A la hora de presentar a la banda, Grohl volvió a mostrar su carisma para jugar con la gente y ofrecerle una interesante ofrenda a los argentinos con la presentación de los integrantes que derivó en Shiflett cantando “Under my wheels”, un clásico de Alice Cooper en una interesante versión.

Inmediatamente, Mendel arrancó con el riff de bajo de “Otro muerde el polvo” de Queen para que la gente se deleitara con otro clásico rockero. La sorpresa llegó cuando el tecladista Jaffee arrancó con los acordes de “Imagine” de John Lennon.

En un juego para descubrir influencias, Grohl montó sobre “Imagine” la letra del hit de Van Halen “Jump” de la era David Lee Roth, para confirmar cuanto manoteó Eddie Van Halen del clásico del ex Beatle.

Smear fue presentado por Grohl con una gran ovación del estadio, que recordó su paso por Nirvana, a lo que el guitarrista respondió con los acordes de “Blitzkrieg Bop” de los Ramones que fue coreado por todo el estadio.

Para el cierre de este momento lúdico, Hawkins dejo la batería y tomo el micrófono, Grohl retomó su antiguo oficio de baterista y juntos ofrecieron una impecable versión de “Under Pressure” de Queen y David Bowie, muy aplaudida.

Para el último tramo del show, el conjunto confirmó porque son una de las bandas más exitosas de los últimos tiempos con su seguidilla de hits compuesta por “Monkey Wrench”, “Times Like These”, “Generator” y el rock-pop juguetón de “Big me” al que le siguió el rockeado “Best of you”.

Para los bises apareció el lado más alternativo y más sutil de la mano de “Dirty Water”, “This is a call” y la hermosa “Everlong”, donde toda la banda se apoyó en los sabios dedos de Smear y de Shifflett para entrar y salir, creando acordes y sonidos apoyados por una base sinuosa y un Grohl que ya sobre el final, se dejó llevar por la euforia y gritó con sus fans los últimos acordes.

Durante toda la noche, la banda en su totalidad se mostró alegre y predispuesta, muy receptiva con un público que hasta el final permaneció implicado y conectado. Pocos celulares eran los que se levantaron para filmar, eligiendo esta vez sus asistentes, ver sin mediaciones a una banda que luego de 25 años sigue perfeccionando sus vivos, y confirma, en esta nueva presentación, que sí, el público argentino está loco por ellos.

 

 

(Con información de Télam)