Titulado “10 + 10 son treinta”, se trata de una celebración en la que durante un mes se podrán visitar 5 muestras, 11 talleres, 1 residencia artística, además de presentaciones de libros, encuentros con autores, estudios abiertos, proyecciones y actividades para chicos.
La conmemoración tendrá como invitados internacionales a los españoles Alberto Taracido y Manuel Gallardo, quienes dictarán talleres, participarán de entrevistas abiertas y presentarán obras.
En tanto el artista y músico patagónico Tomás Gimbernat expondrá sus trabajos en una muestra titulada “Retrofuturismo fantástico”, Quique Alcatena y Cacho Mandrafina participarán del espacio Estudio Abierto.
Durante el mes de festejos habrá talleres de formación para chicos, aficionados y profesionales, dictados por reconocidos artistas.
En el CCEBA (Paraná 1159-CABA), se expondrán los más de 100 títulos que la editorial Loco Rabia ha publicado en 10 años de vida. En la Casa Viñetas, que Viñetas Sueltas tiene en Dickman 1260, se podrá ver la muestra de páginas originales dibujadas por cada uno de los invitados del Festival, contando sus anécdotas, recuerdos o ficciones de sus pasos por el Festival.
En una entrevista con Télam, la responsable de Artes Visuales del CCBA, María Pardillo Álvarez, Thomas Dassance, de Viñetas Sueltas, y Alejandro Faria, de Loco Rabia, evaluaron estos diez años de humor gráfico.
¿Qué evaluación hacen de estos diez años de funcionamiento de la institución y del surgimiento de nuevos autores?
– María Pardillo Álvarez: El CCEBA cumple 30 años de presencia cultural en la Argentina, en los que ha habido una fluida relación de diálogo y trabajo y amistad con la editorial Loco Rabia y Viñetas Sueltas, con el objetivo común de acercar la novela gráfica a un mayor número de lectores.
– Alejandro Faria: Para nosotros, cumplir una década es un evento que jamás imaginamos llegar a vivir. Si pienso en la coyuntura en la que estábamos inmersos cuando sacamos nuestro primer libro, ver todo lo que se hizo en general por la historieta en estos años es increíble y demuestra el amor y el compromiso que se tiene en el país por este arte. Yo no paro de asombrarme con la calidad y cantidad de eventos, con la cantidad y calidad de editoriales y de autores que hay ahora. Ni dejo de asombrarme de cómo se va potenciando año a año con la incorporación de nuevas generaciones.
– Thomas Dassance: Fueron diez años de grandes cambios, y la situación hoy es totalmente distinta del 2008: se producen más historietas cada año, hay más editoriales, surgieron toda una camada de nuevos autores, el público también creció y acompañó este resurgir. Pero no todo es idílico en este panorama: la historieta argentina sigue funcionando mucho gracias a la buena voluntad de la mayoría de sus actores: autores y editores que en general viven de otra cosa y le dedican su tiempo libre y sus esfuerzos.
¿Cómo fueron cambiando las temáticas y estéticas de las historietas en estos años?
– M.P.A.: Ha habido una renovación muy importante hacia lo que podríamos llamar el nuevo cómic, que combina perfectamente las cualidades literarias y las propuestas gráficas. La novela gráfica ha roto fronteras y tiene su espacio en todas las librerías.
– A.F.: Yo creo que los de mi generación nos hemos formado con una mirada bastante clásica en cuanto al dibujo y la narración. Tenemos el vicio de leer historias, tenemos el vicio de entender el dibujo dentro de algunos códigos estéticos heredados del arte figurativo. Es cierto que hay casos de ruptura, como Nine o Muñoz, pero son rupturas dentro del código, rupturas que tienden a ampliar el espectro estético o el alcance del disfrute. En cambio, en los últimos años, han aparecido muchos autores de historieta que no se formaron con la historieta sino que llegan a la historieta movidos por el placer de dibujar pero con otra influencia (los memes, los cartoons, las series de televisión) y hacen un tipo de historieta irreverente, que no cuenta una historia, que de hecho muchas veces ni tiene historia, que el dibujo es feo, feo con intención, feo como objetivo de ser distinto, inesperado.
– T.D.: Como organizadores de eventos, lo que vemos y valoramos es cómo la historieta empujó sus fronteras temáticas para ir explorando nuevos territorios que antes no se suponían aptos para la historieta: el ensayo periodístico o histórico, la autobiografía, la investigación periodística, el testimonio personal. Lo interesante de esta ampliación de las temáticas es que se hizo de la mano de una renovación del la estética del dibujo.
¿Las historietas son un reflejo de los cambios sociales y políticos?
– M.P.A.: La novela gráfica indaga en cualquier universo y despierta emociones, como hace la literatura, con temas muy variados: desde el mundo de la adolescencia a las fantasías futuristas.
– A.F.: Yo creo que la historieta no es diferente de ninguna otra manifestación artística y, por eso mismo, está condenada a ser producida en un contexto social y político determinado. Por más que existan autores que intenten no hablar explícitamente de eso, o que piensen que son ajenos a la política, de una manera u otra, ese contexto es parte de sus medios de producción y, por ende, se cuela.
– T.D.: La historieta a veces se adelanta a su tiempo y a veces simplemente sigue los cambios sociales y políticos del momento. A fines de los 90 y principios del 2000, creo que la historieta argentina vivió la crisis a nivel producción antes incluso que el resto de la sociedad se percate de lo que se venía. Sin embargo los relatos de esa época seguían siendo totalmente alejados de la realidad y se iban por el lado de la ciencia ficción o incluso de los súper héroes.
Las actividades del programa “10 + 10 son treinta” pueden verse completas en la página web http://www.cceba.org.ar/exposiciones/diez-diez-son-treinta.