El Rusiagate se ramifica día a día. Hoy, se conoció que el Senado estadounidense dispuso, tras un acuerdo bicameral entre republicanos y demócratas, nuevas sanciones financieras contra Moscú. Pero el castigo fue aún más allá, porque la medida fue acompañada de restricciones para que estas penalidades no puedan modificadas por el presidente Donald Trump, a menos que haya una intervención del Congreso estadounidense.
Las sanciones establecidas anoche apuntaron a quienes inicien “actividades cibernéticas maliciosas” en nombre de Rusia, a quienes provean de armas al gobierno sirio de Bashar al Assad y a quienes estén vinculados a los servicios de inteligencia rusos.
El acuerdo dificulta además el levantamiento de las sanciones ya impuestas a Rusia por la Administración del anterior presidente, Barack Obama, y permite ampliarlas a sectores de la economía.
“Al exigir al Congreso que revise cualquier decisión para debilitar o levantar las sanciones, estamos asegurando que Estados Unidos continúe castigando al presidente (Vladimir) Putin por sus acciones imprudentes y desestabilizadoras”, dijo el senador demócrata Chuck Schumer.
En tanto ayer también se conoció que el servicio secreto estadounidense descartó que haya grabaciones de las conversaciones de Trump mantuvo con el ex director del FBI, James Comey. Actualmente Trump está siendo investigado por una supuesta interferencia con la Justicia, para que se deje de investigar al ex asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, por sus supuestos vínculos con el Kremlin. El magnate había sugerido que sus charlas con Comey habían sido grabadas.