El presidente de Rusia, Vladimir Putin, juró “defender la soberanía y la independencia, la seguridad y la integridad territorial del Estado, y servir al pueblo con lealtad”, al tomar hoy posesión de su cuarto mandato al frente de la Federación de Rusia, durante una ceremonia celebrada en el Gran Palacio del Kremlin en Moscú.
Con la mano derecha sobre la Carta Magna y poco después de llegar al lugar en una limusina de fabricación rusa, el líder que fue reelegido el 18 de marzo último con el 76,6 por ciento de los votos, juró asimismo “respetar y defender los derechos y las libertades de las personas y los ciudadanos; cumplir y defender la Constitución”.
“Considero mi deber y el sentido de mi vida hacer todo por Rusia, por su presente y futuro, de paz y progreso; por cuidar de nuestro gran pueblo y de su desarrollo, por el bienestar en cada familia rusa”, dijo Putin en un breve discurso tras la ceremonia de toma de posesión. El jefe del Kremlin agradeció a la ciudadanía rusa su unidad y confianza en que “mucho puede cambiarse para mejor”.
“Y quiero otra vez decir gracias. Gracias por el nivel de apoyo sincero que ustedes, ciudadanos de Rusia, me brindaron en las elecciones presidenciales”, añadió. “Ahora, debemos usar todas las posibilidades existentes para resolver las tareas internas urgentes de desarrollo, para avances económicos y tecnológicos, para aumentar la competitividad en aquellas esferas que determinan el futuro”, dijo en un solemne discurso ante miles de invitados en el salón Andreevsky del Gran Palacio del Kremlin y en dos salas adyacentes. “Una nueva calidad de vida, bienestar, seguridad y sanidad, eso es lo principal hoy”, añadió.
Poco después de la jura, presentó ante la Duma (Cámara de Diputados) la candidatura de Dmitri Medvedev a primer ministro, cargo que éste ya ejerce desde 2012. Si la Duma aprueba mañana la candidatura de Medvedev se mantendrá el tándem que ha dirigido este país durante los últimos 10 años.
Siendo Medvedev presidente, la Constitución fue modificada para ampliar el mandato del jefe del Estado de cuatro a seis años y para permitir que una misma persona fuera presidente más de dos veces.
A partir de 2014, la tensión entre buena parte de las potencias occidentales y Rusia fue la marca distintiva de la geopolítica internacional, y se inauguró un período caracterizado por una escalada de sanciones y contrasanciones, además de la ruptura de varios lazos institucionales (las dos cumbres anuales entre la Unión Europea y Rusia, por ejemplo), la desconfianza mutua y el distanciamiento.
En este contexto, Putin busca que Rusia vuelva a ser protagonista de las grandes decisiones del mundo. Tras ser expulsado del G8, el jefe del Estado respondió afirmándose en otros espacios y con otros socios, como los países integrantes del Brics, China, en su frontera este, y Turquía e Irán en el sur, naciones con las que coordina su presencia en Siria. Además de su intervención en Ucrania y la anexión de Crimea, el apoyo ruso al presidente sirio Bashar al Assad generó permanentes cortocircuitos con las potencias occidentales.
“Hemos aprendido a defender nuestros intereses, hemos recuperado el orgullo por la patria, por nuestros valores tradicionales”, dijo y prometió garantizar “la seguridad y la capacidad defensiva del país”, informó la agencia de noticias EFE.
“Estamos abiertos al diálogo. Nos pronunciamos por la cooperación igualitaria con todos los Estados, en aras de la paz y la estabilidad en todo el planeta”, agregó.
(Télam)