En charlas de ascensor, entre amigos o en las redes sociales, miles de personas, por estos días, protestaron por las reiteradas lluvias: porque impide estar al aire libre, porque la ropa no se seca o simplemente porque no les gusta. En una esquina del barrio de Boedo, sin embargo, no se quejan, al contrario: en la Paragüería Víctor, única sobreviviente de un rubro que cayó de la mano de la importación de los paraguas “made in China”.
Víctor Fernández, hijo de Elías, el fundador del negocio que ya lleva 61 años, cuenta a Diario Vivo que “las ventas desde el 2 de enero hasta el 20 abril, fueron inferiores a las del 20 de abril hasta el día de hoy”. Esto significa que, en apenas 21 días, el negocio trabajó más que en todo lo va del 2018.
“Del cien por ciento de las ventas, más del 50 por ciento se hicieron entre el 20 de abril y el día de hoy”, explica Elías. Sin embargo, esto no alcanza para marcar un récord. “Hace dos años en esta misma época se vendió el doble que en este mismo período, lo que pasa es que hay una retracción general”, agrega el comerciante del negocio histórico.
El hombre dice que la fórmula que hace girar la rueda su local no tiene secretos. “El negocio depende la lluvia, cuando llueve se vende, cuando no llueve se vive de lo que se trabajó cuando llovió”, apunta. Como únicos representantes del rubro, confirma que la demanda de los paraguas está atada a los caprichos de la atmósfera: “Cada día del año hay que dividir la recaudación por 360 para usarla los días que no llueve. No es como la heladería que vende más helados en invierno, esto depende pura y exclusivamente de la lluvia”.
Pero, a pesar del azar, igual supieron identificar una tendencia en el comportamiento de los clientes. “En los tres últimos años las ventas entre finales de marzo y principios de abril fueron las más grandes”, explica.
Con tranquilidad, Fernández revela que, aunque haya un diluvio, eso no cambia la dinámica del negocio. “Abrimos de nueve a una y de tres a siete. En otros momentos se probó pero no da mayores resultados abrir en un horario más prolongado”, afirma.
Ante la consulta, Fernández cuenta que el paraguas de 300 pesos -el más económico que tienen- es el que más venden en los días de lluvia: tiene un metro de diámetro y está hecho en un 50 por ciento de material zincado y otro 50 por ciento de fibra de carbono. Aunque hay opciones más caras, que llegan a los diez mil o 12 mil pesos, la mayoría están entre los 300 y los 800 pesos.
Ahora, cruzan los dedos para que el cielo les traiga un poco de lluvia más. Más aun si se tiene en cuenta la situación económica que atraviesa el país. “La recaudación en bruto es 25 por ciento menos y a eso hay que restarle el efecto inflacionario”, describe Fernández, mientras espera una nueva buena noticia del pronóstico meteorológico.