A diferencia del año pasado, cuando sorpresivamente decidió ausentarse y enviar en su lugar a Gabriela Michetti, el presidente Mauricio Macri esta vez honrará la tradición y el mes que viene viajará a Nueva York para hablar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Se sabe que hablar en público, y menos todavía de política internacional, no es algo que lo apasione. Por eso pidió que le armen una agenda para hacer el viaje más productivo y aprovechará para encontrarse cara a cara con los inversores de Wall Street, que desconfían de las posibilidades del gobierno de honrar sus compromisos.
Aparentemente, el vicejefe de Gabinete Mario Quintana no llevó tranquilidad a la Casa Rosada al hacer un balance de su reciente periplo norteamericano. Luego de escuchar la desconfianza que había percibido de parte de los operadores financieros, Macri decidió ir a hablarles en persona. Por entonces todavía dudaba si debía viajar a Nueva York. Desde aquella primera vez que se cruzó en un almuerzo con la primer ministra británica Theresa May y después se armó un embrollo diplomático por su versión del diálogo, Macri le escapa a la ONU. Pero, en cambio, quiere descartar el fantasma de un default.
De acuerdo a la información que publica hoy Ambito Financiero, los fondos de inversiones Black Rock y Templeton le están organizando desayunos de trabajo con sus principales miembros. Durante la época de Cristina Kirchner, Black Rock entraba en la categoría de fondo buitre y en algún discurso la entonces presidenta mencionó sus supuestos vínculos con Paul Singer. Desde la llegada de Cambiemos esa idea modificó. Tanto Black Rock como Templeton se mostraron afines al Gobierno y, por ejemplo, invirtieron recursos en Lebacs.