El líder del Frente Sindical para el Modelo Nacional, Hugo Moyano, encabezó una movilización a la Basílica de Luján, tras la cual la Iglesia subrayó que “ninguno de los problemas se puede resolver sin la interacción entre el Estado y el pueblo” y llamó a reconocer la sana interdependencia si se quiere lograr “un cambio positivo”.
Bajo el lema “Paz, pan y trabajo“, sindicalistas, legisladores e intendentes bonaerenses del PJ acompañaron a Moyano durante la movilización aunque no hubo discursos partidarios: el único “orador” fue el arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani, que estuvo a cargo de la homilía en la misa ecuménica.
Enmarcada en la dura situación social y en el creciente acercamiento de Moyano a la Iglesia, la marcha fue una demostración de fuerza del líder camionero, que culminó una semana en la que fue protagonista de la agenda política luego de que un fiscal pidiera la detención de su hijo y secretario adjunto de Camioneros, Pablo Moyano.
“Nuestro pueblo debe ser artífice de su propio destino y no quiere tutelajes, ni injerencias donde el más fuerte subordina al más débil. Quiere que su cultura, sus procesos sociales y tradiciones religiosas sean siempre respetadas”, sostuvo el monseñor, en una alusión al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En su homilía, el prelado envió un mensaje al Gobierno y remarcó que “hay que reconocer que ninguno de los problemas se puede resolver sin la interacción entre el Estado y el pueblo”, y agregó: “Si realmente queremos un cambio positivo tenemos que asumir humildemente nuestra sana interdependencia. Pero interacción no es nunca sinónimo de imposición”.