Lo que hoy se sabe sobre el origen del universo es ampliamente superior a lo que la humanidad conocía hace penas cien años. Sin embargo, todavía quedan muchas preguntas sin respuesta acerca de cómo se originó todo lo que conocemos.
Ahora, un equipo de astrónomos, entre ellos chilenos, encontraron una relación entre el choque de galaxias y la voracidad de los agujeros negros que puede ser clave para resolver importantes incógnitas de la astrofísica, según los investigadores.
“Gracias a este trabajo hoy estamos más cerca de resolver dos grandes enigmas de la astrofísica: cómo se formaron las galaxias y cómo crecen los agujeros negros supermasivos que viven en el centro de las mismas, y aún más importante, por qué ambos procesos están conectados”, sostuvo Ezequiel Treister, del Instituto de Astrofísica de la Universidad Católica de Chile, en un comunicado.
“Lo que descubrimos es que casi el 20 por ciento de los agujeros negros de rápido crecimiento, conocidos como AGN, están asociados a las últimas etapas del proceso de choque de galaxias, es decir, un poco antes de que se fusionen y formen un solo y colosal agujero negro”, precisó Treister, también investigador del Centro de Excelencia en Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).
La investigación fue publicada recientemente por la revista científica Nature y combinó 20 años de observaciones del Telescopio Espacial Hubble, datos obtenidos por el observatorio de rayos-X Neil Gehrels Swift, ambos de la Nasa, y capturas del telescopio óptico Keck, en Hawaii, reportó la agencia Efe.
El estudio reunió a una decena de científicos que fueron liderados por el doctor Michael Koss, de la Eureka Scientific Inc, de California, quien destacó que las imágenes del trabajo “muestran lo que sucederá cuando nuestra galaxia, la Vía Láctea, se fusione con Andrómeda y sus respectivos agujeros negros centrales formen una espiral entre sí”. La investigación “podría conducir a predicciones sobre en qué tipos de galaxias podrían ocurrir estos eventos cósmicos”, añadió.
El trabajo analizó casi 100 galaxias que contienen agujeros negros en proceso de crecimiento, sumadas a casi 200 galaxias inactivas utilizadas como comparación, explicó Treister.
El equipo pretende ahora entender cómo se produce la alimentación y crecimiento de esos agujeros negros durante el proceso de choque de dos galaxias y cómo se produce la interacción con las galaxias que los hospedan. Para lograrlo, consideran que es clave es poder usar el observatorio ALMA, que tiene una altísima resolución, 10 veces mejor que la del telescopio Hubble.
ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) es el radiotelescopio más grande que existe y consta de 66 antenas desplegadas en el llano de Chajnantor, situado a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar en el norte de Chile, y sus antenas pueden operar de forma individual o en conjunto, como un solo telescopio gigante.
(Con información de Télam)