Cristina Kirchner 2019 es el sueño de los kirchneristas y el lema de una parte del peronismo partidario y sindical, ante los altos niveles de aceptación que mantiene la ex presidenta, especialmente en el conurbano bonaerense, aunque la imagen negativa en todo el país sumado a las causas judiciales por presunta corrupción hacen pensar a los estrategos electorales en un plan B.
Tiempo atrás, desde la mesa chica de los K, habían afirmado que “el único que tiene el visto bueno para recorrer todo el país es Agustín (Rossi), y Axel (Kicillof), en la provincia de Buenos Aires”, premisas que se mantienen todavía, a meses de que inicie el calendario electoral oficial.
A Rossi se le sumó el candidato a presidente por el Frente para la Victoria en 2015, Daniel Scioli, que resultó elegido diputado nacional por Unidad Ciudadana en 2017, y continúa dentro del espacio que lidera la ex presidenta, lo que destacan muchos kirchneristas.
Es clara que la diferencia entre el perfil de Rossi, que volvió a ser el jefe de bloque de diputados del FpV-PJ, y Scioli, que no ha cambiado su impronta dialoguista y se ha mostrado el 17 de octubre -Día de la Lealtad- junto a varios gobernadores del PJ y Sergio Massa, que conforman el peronismo alternativo distanciado del kirchnerismo, y denominado Alternativa Federal.
En tanto, una de las modificaciones que perjudica a Scioli es que ya no mide tanto en las encuestas, como en la previa a ser elegido por la entonces presidenta como su sucesor, sin habilitar la posibilidad de que el ex ministro de Interior y Transporte Florencio Randazzo compita con el ex gobernador bonaerense.
Solá regresó a las filas del peronismo bonaerense luego de haberse alejado durante varios años, en los que integró el Frente Renovador y hasta armó alianzas electorales con Francisco De Narváez (PJ), Mauricio Macri (PRO) y Ricardo Alfonsín (UCR). Pero eso parece haber quedado en el olvido y goza de una suerte de perdón kirchnerista.
(Fuente Telam)