La elección del destino Brasil como lugar de veraneo trae aparejado el riesgo de contagio de la fiebre amarilla, ya que allí es endémica.La población se ve entonces permanentemente afectada por el mal para el que no hay tratamiento ni cura, aunque sí existe prevención.
En primer lugar se debe evitar la picadura de mosquitos con el uso de repelentes, así como proteger a los niños/as y lactantes, usar ropa adecuada y vacunarse.
Los profesionales de los Centros de Diagnóstico DIM consideran muy importante alertar sobre la prevención del contagio mediante la vacuna, ya que además de ser la medida más eficaz, segura y asequible, solo es necesaria una dosis de por vida para conferir inmunidad y protección sin requerir refuerzo.
Un solo caso confirmado debe ser considerado como brote propagándose por el vector (mosquito aedes aegypti) sobre todo en lugares donde la población tiene escasa o nula vacunación y hay gran proliferación de ese tipo de insectos.
Se considera que el verdadero número es de 10 a 250 veces mayor que los notificados en la actualidad y en épocas de gran movilidad como las vacaciones, las personas son más vulnerables al contagio debido a que el virus se desplaza, ya que no en todas partes del mundo se exige presentar certificado de vacunación para poder viajar.
(Con información de NA)