Unas pantallas se encuentran instaladas en la sala Casacuberta del Teatro San Martín para dar comienzo a la historia personal de esta actriz belga que forma parte de una trilogía de obras que presentó en Gran Bretaña, Países Bajos, Bélgica y Canadá. Se suceden fotografías personales de la actriz mientras se encuentra sentada en un espacio atestado de pantallas y cámaras donde transmite los contenidos que van desfilando. El escenario vacío y el rostro de la actriz, dan comienzo a una historia marcada por el desarraigo y los miedos de crecer en una cultura completamente diferente. “Hace seis años atrás, estaba en un momento en el cual necesitaba exteriorizar la situación de los inmigrantes en Bélgica. Allí, la gente tiene muchas dificultades para aceptar algo distinto. Quería mostrar mi manera de ver la vida y mi identidad para abrir el punto de vista que la gente tiene sobre la inmigración”, cuenta la performer de esta historia.
“Salir al encuentro del otro: esa podría ser la consigna que vehiculizó la lógica curatorial. ¿Qué es el otro? ¿Quién es el otro? Y, más aún, ¿por qué ese cuerpo, esa identidad, se convierte en un otro? ¿Está acaso ese cuerpo para producir una imagen especular de mí mismo? Las obras que conforman la selección internacional de edición Nº12 del FIBA se adentran en esa problemática, y entienden de manera radical que el mundo en el que nos ha tocado vivir parece no haber resuelto ese problema”, sintetizó Federico Irazábal en el cátalogo del FIBA para hablar de las propuestas internacionales que participaron de esta edición entre las que se destacaron The New Colossus de Tim Robbins y Atlas del Comunismo de la directora argentina Lola Arias.
A Reason to Talk (Una Razón para Hablar) se ubica dentro del teatro de la vivencia que surgió como respuesta a una necesidad de testimoniar experiencias personales. Refleja la incorporación de los avances tecnológicos como recursos escénicos para representar la realidad que generaron un rechazo radical durante los años sesenta pero fueron arrimándose a la escena años más tarde. Aunque fue resistida, la incorporación de la tecnología en el teatro representa una relación diferente con el otro; el espectador al que interpela directamente mostrándole imágenes.
Casi toda la obra está atravesada por el intercambio de Sachli con su madre. Aparece en una pantalla siendo entrevistada por su hija donde ambas intentan comprender por qué tuvieron que alejarse de su tierra natal, momento donde no faltan los reproches típicos de una relación madre-hija que atraviesan a todas las culturas. “Fue un proceso muy largo y difícil pero me abrió los ojos. Empecé a descubrir que era una historia más sobre mi madre que mía. Sus respuestas fueron completamente diferentes a lo que esperaba pero me sirvió para entender que cada uno en la vida tiene su punto de vista”, dijo sobre la experiencia de trabajar con ella.
En esta propuesta multimedial, la irrupción de lo real se convierte en el objeto de reflexión. “Mi corazón no creció ni aquí ni allá”, dice en un momento de la obra para poner en palabras esta experiencia personal que rememora la situación que muchos refugiados viven al tener que alejarse de su país. “Es difícil trabajar con este tema. Escribí e hicé este espectáculo antes que comenzara este boom de la inmigración. Cada vez que estaba representando la obra, traía a mi mente nuevos pensamientos de lo que significa ser inmigrante. No hay suficiente ayuda emocional para las personas que están lidiando con esta situación, los inmigrantes están siendo tratados peor que los animales”, opinó la directora y actriz en una sesión Q&A (de preguntas y respuestas) tras la función.
A Reason To Talk también es una propuesta para indagar sobre el pasado de una cultura. Así, genera una reflexión que trasciende la vivencia personal, “Si no se mira hacia el pasado, no se puede resolver el futuro. Se necesita volver allí para buscar nuevas respuestas”, definió la actriz que forma parte del Teatro Real Flamenco de Bruselas.