El consumo y la adicción a los opiáceos están causando números alarmantes en Estados Unidos. Un ejemplo surge de los datos provistos por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC): solo en 2016, 35.000 personas fallecieron en ese país por sobredosis de heroína. Y para 2017, estiman que esa cifra puede ser mucho mayor. Por este motivo, el presidente estadounidense Donald Trump declaró la emergencia nacional, tal vez la primera medida sensata desde que llegó a la Casa Blanca.
“Vamos a emplear mucho tiempo, mucho esfuerzo y mucho dinero en esta crisis. Es un problema serio, un tipo de problema que nunca antes hemos tenido”, dijo Trump a la prensa, desde su club de golf de Bedminster, en Nueva Jersey. “Es una emergencia nacional”, aseguró el magnate.
El año pasado, 60.000 estadounidenses fallecieron por consumo de drogas en general, y en esta categoría se incluyen las muertes ocasionadas tras el consumo de sustancias legales, aparte de la heroína (sola o mezclada). Por día, 91 personas mueren por la misma causa.
Y la prevalencia de la epidemia es diversa: ya no solo abarca a poblaciones vulnerables o marginadas, sino que también la población blanca fue alcanzada más que nunca por el problema de las adicciones. Otro dato que llama la atención es que las drogas son la principal causa de muerte entre personas menores de 50 años, y supera al cáncer, fallecimientos por armas y accidentes de tránsito.
De acuerdo a los CDC, en los primeros nueve meses de 2016 el índice de fallecimientos fue de 19.9 por cada cien mil personas, tres puntos más arriba que lo registrado en 2015.
“En este país nunca había ocurrido nada como lo que ha pasado en los últimos cuatro o cinco años”, completó Trump, quien ordenó la creación de una “Unidad de Detección del Fraude y el Abuso de Opio”. La decisión de tomar cartas en el asunto ocurre después de un informe de la Comisión de Combate a la Drogadicción, que alertó sobre los niveles que viene teniendo esta epidemia.