Adrián Villar Rojas es un artista argentino nacido en Rosario en 1980, dedicado al arte contemporáneo con gran trabajo en lo escultural a gran formato y con materiales como la arcilla, aunque también se ha dedicado al dibujo, la artesanía, la música e instalación, en los que son frecuentes alusiones míticas o apocalípticas del fin del mundo.
Sus instalaciones llaman la atención por su realismo desolador, monocromo en muchos casos, aunque siempre monumentales. Actualmente, se prepara para inaugurar en octubre una nueva exposición en el prestigioso Geffen MOCA de Los Ángeles.
Las creaciones de Rojas dialogan por conceptos y técnicas que no pueden pasar inadvertidos: sus obras son monumentales e impactantes, y en su gran mayoría están realizadas en arcilla, un material frágil, oscuro, quebradizo, que en ocasiones el propio artista se encarga de destruir al término de las exposiciones. A estas estructuras, a veces también revestidas de otros materiales como maderas, o pasto, se le agrega el componente fuertemente orgánico y natural: muchas de sus obras permanecen a la intemperie, desgastándolas, irrumpiendo en ellas, generando imágenes e intervenciones en los espacios, entre oníricas e imaginarias.
Trabaja sobre la temática animal, y humana, jugando con las nociones de tiempo y espacio. Un par de brazos cuyo cuerpo no existe, le tapan la cara a otro cuerpo sentado. Un hombre desnudo descansa sobre dos pilares de material, como si la superficie que falta para contenerlo realmente existiera. La figura de una ballena gigante reposa a la intemperie en medio de un bosque invernal.
Algo de que remite a la modernidad de Matrix, y algo del origen del mundo. Algo de reflexión, y algo de asombro, es lo que genera la obra de Rojas al contemplarla. Profundamente perfeccionista y equilibrada, puede recrear un cuerpo humano como las antiguas escuelas griegas, pero también criaturas con miembros y prótesis surrealistas, instándonos a dudar de su existencia.
Con una corta pero prolífica trayectoria, luego de ganar en 2003 el concurso Curriculum Cero, organizado por la galería Ruth Benzacar para jóvenes artistas sin trayectoria, en pocos años Villar Rojas fue protagonista de una meteórica carrera que incluyó exhibiciones en la Bienal de Venecia 2011 (como representante de la Argentina), el Centro Pompidou de París, el Guggenheim, el Moma y el Met del Nueva York, en la inmensa exposición Documenta Kassel de Alemania, en la Fondation Vuitton de París, en la Serpentine Gallery de Londres y otras tantas ciudades, un impulso que se aceleró con su colosal ballena de arcilla (titulada “Mi familia muerta”) encallada en el paisaje de Ushuaia, que presentó en 2009 en la Bienal del Fin del Mundo.
Otro punto importante de su carrera, no tanto por la apabullante conquista de la escena internacional sino por representar los cimientos de una búsqueda artística que aún hoy se continúa como en un invisible trazado, fue haber obtenido en 2007 el Premio Petrobras de Artes Visuales con su instalación “Pedazos de las personas que amamos”, una mesa de seis metros sobre la que desplegó un pequeño universo de situaciones detenidas en una desesperante quietud. Al momento no proyecta exhibir en Argentina, pero desde Diario Vivo lo elegimos como el artistas que merece la Galería de esta semana.