Los principales candidatos españoles debatirán para definir el futuro político incierto del país

Los cuatro principales candidatos a la presidencia del gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez, el conservador Pablo Casado, el liberal Albert Rivera y el progresista Pablo Iglesias, se enfrentan hoy y mañana en dos debates televisivos decisivos camino a las elecciones generales del próximo domingo.

Con uno de cada cuatro electores aún indecisos, los sondeos pronostican un triunfo del Partido Socialista (PSOE) de Sánchez con cerca del 30% de los votos, pero son incapaces de determinar quien alcanzará la mayoría parlamentaria, que es lo que define el signo del futuro gobierno.

Los debates son inéditos al producirse con 24 horas de diferencia, el primero esta noche a las 22 hora local (17 de Argentina) en la televisión pública TVE y el segundo mañana a la misma hora en la cadena Atresmedia.

Será una especie de doble vuelta en la que los cuatro candidatos tendrán la oportunidad de persuadir a los indecisos y los abstencionistas, tras una campaña que hasta ahora no logró mover la intención de voto.

En un contexto con elevado porcentaje de indecisos, Sánchez es el que más tiene que perder, porque encabeza las encuestas y la percepción de que el bloque de derecha – el conservador Partido Popular, los liberales de Ciudadanos y el ultraderechista Vox- no alcanzará la mayoría absoluta que puede terminar perjudicando a los socialistas, que necesitan movilizar al máximo al electorado de centro izquierda.

Con estrecho margen para ganar más votos, todo apunta a que el líder socialista y actual presidente del gobierno intentará hacer valer su perfil moderado y se dedicará a resistir a los ataques de todos sus rivales.

Pablo Casado, quien se disputa con Albert Rivera la hegemonía de la derecha y la cabeza de un eventual Ejecutivo de coalición, pretende convertir el debate en un “cara a cara” con Sánchez, su enemigo confeso a batir, al que acusa de traicionar a España aliándose con “comunistas” y “secesionistas”, sobre todo porque no estará representada el ultraderechista Vox.

Pablo Iglesias, en tanto, tiene la difícil misión de lograr un cambio de foco en el debate para reivindicar su papel como guardián de las políticas progresistas de un eventual gobierno socialista.

En un clima de crispación abonado por los escarches y las muestras de intolerancia, los candidatos de la derecha han logrado centrar la campaña en un mensaje más emocional que racional, centrado en valores como la identidad, la familia y la unidad de España.

Fuente: TELAM