De lo que se trata, explica la artista Silvia Lucero (35), es de resumir “el desplazamiento simbólico de un icono religioso a un icono popular”. Claro que esta explicación no alcanzó para evitar la censura que recayó sobre la obra “María feminista”, de Lucero, también conocida como Coolpa (en un juego de palabras entre “cool” y culpa). La figura de yeso, pintada por ella, hasta hace algunas semanas formaba parte de la muestra “Para todes, tode” en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, hasta que juez ordenó que la misma sea retirada de su exhibición a instancias de una presentación hecha por un grupo de abogados católicos. Ahora, este martes, la totalidad de la serie de figuras religiosas pintadas por Coolpa podrá verse en el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
“La Virgen Abortera y la serie Subversiones sin censura” es el nombre de la muestra que hoy, desde las 18, podrá verse en el CELS. Tal vez como respuesta a la decisión del juez Esteban Furnari, titular del juzgado Contencioso Administrativo Federal número 10, hoy no solo se podrá ver alguna otra virgen con el pañuelo de la Campaña por el aborto legal seguro y gratuito, sino que la exhibición contará con figuras pintadas de Jesús, el Gauchito Gil, San Expedito, San Jorge, Ceferino Namuncurá, la Virgen de Guadalupe, San Cayetano y la Virgen de Luján.
La serie, cuenta Coolpa a Diario Vivo, nació a partir de la realización de la tesis de licenciatura de artes plásticas en la Facultad de La Plata. “Tenía pensado hacer como una especie de árbol genealógico expandido, donde estén los retratos de familiares míos pero también de objetos y de cosas significativas que tuvieron que ver en la construccion de mi identidad. En esa recopilación de todos los elementos que iba a retratar encontré que había una presencia en mi casa de origen de estampitas o de figuras religiosas”, dice Lucero.
Pero que las estatuas o imágenes estuvieran en su casa no significó, para la artista, una práctica religiosa regular. “Nunca tuve inculcada una práctica más institucional de ir a misa ni nada por el estilo. Y llego a la conclusión que en mi familia esta vinculación con los santos, sin tener a la institución de intermediaria, se vivió desde una práctica popular. Entonces mi intención era justamente esa, hacerlas más mías a estas figuras asignándoles valores con un sistema de creencias que me represente más que otro que para mi es más impuesto”, explica.
El argumento no llegó, o no importó, en su momento, al grupo Corporación de Abogados Católicos que, señalaron, se sintieron agraviados con “María feminista”. “Entiendo que pueda ser una obra que haga sentir genuinamente ofendida a determinadas personas, aunque no es ese el motor de lo que yo hago -dice Coolpa-. En la obra lo que hago es como vincular las figuras religiosas pero desde una práctica más popular y me propuse apropiarlas desde otra fe, mía, más propia, que tiene que ver con las luchas populares. Lo que creo es que la obra es malinterpretada, pero voluntariamente mal interpretada, y que se está poniendo acá el símbolo de la lucha por la legalización por el aborto en un lugar como diabólico, y que eso se está usando como argumento para legitimar la censura. Pero estamos en democracia y no debería suceder.”
¿Cómo debería ser interpretada la “Virgen abortera”? Lucero prefiere no bajar una línea: “Creo que cada vez que nos plantamos frente a algo es poner en diálogo eso que estamos viendo con la subjetividad de cada uno, y creo que hay gente a la que la obra le gusta mucho y hay gente a la que no. Pero bueno, creo que es justamente porque está en diálogo con lo que cada uno opina y quiere para el mundo y para los demás. Por lo general, a la gente que no le gusta la obra es la gente que está en contra de la legalización del aborto y es como que eso va más allá de mí y están en todo su derecho de pensar otra cosa.”
A través de las redes sociales, Coolpa recibió insultos y amenazas de todo tipo y, ahora, está en plena pulseada judicial tras la censura que su obra sufrió en el Conti, a cargo de la Secretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, cuyo titular es Claudio Avruj. Lo que pasó, dice Lucero, cambió su rutina. “De repente, de estar solo pintando, me tengo que estar ocupando de una cuestión más legal, de dar notas y de explicar qué es lo que hago. Sí, en un punto me afecta, porque me rompe con la cotidianidad que tenía pero entiendo que es la responsabilidad que tengo que asumir”.
Muchas personas, también, se quejaron al grito virtual de “ya no respetan nada”. Pero la artista tiene una respuesta: “Yo le doy como una categoría de sagrado a eso otro con lo que estoy resignificando la figura original, no es de mi parte faltar el respeto a la virgen, es todo lo contrario: es reivindicarla desde un lugar actual con algo que para mí es más sagrado, que tiene que ver con las luchas populares”, asegura.
Hoy, la serie Subversiones podrá conocerse de manera ampliada en el CELS y, aclaran, esta vez será sin censura.