El hospital pediátrico Pedro de Elizalde (ex Casa Cuna) atraviesa una situación crítica: desde hace más de 20 días el único tomógrafo con el que contaban se encuentra fuera de funcionamiento. La falta de esta herramienta, clave tanto en la clínica diaria como en situaciones de urgencia, pone en grave riesgo la vida de los pacientes, advierten los profesionales de la salud de la institución.
A través de una carta, dirigida a la ministra de Salud porteña, Ana Bou Pérez, con fecha del 2 de agosto último y a la que tuvo acceso este medio de comunicación, más de un 60 médicos destacaron la gravedad que supone no contar con un tomógrafo y señalaron que se trata de una herramienta “esencial para la realización de cirugías y tratamientos. Sin él, actividades como neurocirugía se encuentran virtualmente suspendidas”. Solo de este servicio, ya hay 42 pacientes que deberán esperar un tiempo indefinido para poder acceder a una intervención. Otras áreas vitales de un hospital, como cuidados intensivos, cirugía cardiovascular, ortopedia, traumatología, oncología, cirugía general y pediatría en general también se ven afectadas por la falta de este equipo.
En la carta dirigida a Bou Pérez, el staff médico también resaltó que el tomógrafo que hasta ahora estaba en uso “tiene más de 11 años de edad y que el desperfecto técnico que lo dejara inoperativo se debe en buena medida a que sus componentes han pasado largamente su media vida estimada”.
Asimismo, los firmantes indicaron que “la disponibilidad de tomografías y resonancias de calidad adecuada es hoy día un estándar mínimo y básico para la atención de alta complejidad en cualquier centro de salud del mundo”.
El estado de obsolescencia del tomógrafo se suma, de acuerdo con el documento, a “una larga historia” de equipos médicos, como el angiógrafo, dispositivos de ecografía, microscopios quirúrgicos que, desde hace tiempo, se encuentran dañados o deteriorados y sin perspectivas de ser reparados.
Derivaciones de urgencia
En estos 20 días sin tomógrafo, distintos servicios del hospital ya tuvieron que resolver dificultades que, con el aparato en funcionamiento, se hubieran evitado. Por ejemplo, una paciente que había sido intervenida por una patología cardiovascular y que tuvo un episodio convulsivo debió ser trasladada, a las cuatro de la mañana, al Hospital Argerich para hacerle una tomografía en ese lugar. En tanto un chico con un tumor en la cabeza debió esperar cinco días la derivación. “Todo es caótico”, describe una profesional del Elizalde.
Ante la consulta de Diario Vivo, desde el Ministerio de Salud porteño respondieron que “la compra del nuevo tomógrafo está en proceso de licitación con informe técnico aprobado” y que este “se adjudicará durante el mes de agosto”. En tanto el aparato estará instalado, según comunicaron, recién en diciembre.
“Mientras tanto cada paciente que necesita el estudio es derivado a través de los distintos efectores del sistema de salud de la Ciudad de Buenos Aires. Para ello se está trabajando en red junto al SAME y respecto a los efectores se trabaja especialmente con el hospital Gutiérrez”, agregaron.
Sin embargo, desde el Elizalde sostienen que “a veces las ambulancias no están disponibles y hay que rezar para que no llegue nada complejo”. Incluso, en el Gutiérrez, puede suceder que no haya un anestesiólogo disponible al momento de realizar el estudio. “Estamos muy afectados, porque no podemos hacer el trabajo para el cual nos formamos. Es muy frustrante trabajar en un hospital que tiene todas las condiciones para dar atención a la población y por una cuestión técnica y burocrática no se puede hacer”, dice la especialista a Diario Vivo.
“Cuando llega un paciente con un traumatismo, descompensado, no sabemos cómo resolverlo. Lo tenemos que derivar y no es tan sencillo. Parecemos un hospital chiquito”, explica otro profesional del hospital.
Según el gobierno porteño, antes de fin de año ya estaría en funcionamiento el nuevo tomógrafo que, no obstante, en la carta enviada a Bou Pérez, al director de hospitales Sergio Auger y al mismo director del Elizalde, Javier Indart, el personal médico adelantó que se trata de un equipo “obsoleto e insuficiente para los requerimientos esenciales de la alta complejidad del hospital” y que “implicará a futuro un nuevo gasto para actualizar dicha aparotología por lo que resulta una decisión poco costo-efectiva”.