Sin preámbulos, el enigmático Banksy abrió su tienda, Gross domestic product (producto bruto interno), el barrio de Croydon. En un comercio que estaba en desuso, ahora puede verse, a través de la vidriera, objetos “imprácticos” y “ofensivos” a la venta. Sin embargo, como si se tratara de una exhibición, todas las cosas que se vean podrán adquirirse solo a través de la web: el negocio permanece durante 15 días, siempre cerrado pero con las luces prendidas las 24 horas.
Según explicó el mismo artista a través de las redes sociales, lo recaudado a partir de las venta de sus objetos será destinado a “a comprar un nuevo barco de rescate de inmigrantes para reemplazar el confiscado por las autoridades italianas”. “O sea, que a lo mejor usted estará cometiendo un delito si las compra (las obras)”, añadió Banksy.
Entre las cosas que pueden comprarse en la tienda se cuentan una cuna de bebé a la que apuntan varias cámaras, felpudos realizados con chalecos salvavidas de inmigrantes que murieron intentaron atravesar el Mediterráneo o un juego infantil en que los niños podrán colocar figuras de madera en un camión, para recrear los tipos de traslados ilegales e inhumanos a los que se enfrentan los inmigrantes. También se incluyen cuadros, remeras y tazas con imágenes de obras emblemáticas.
Mark Stephens, el abogado del artista de Bristol también explicó que un segundo motivo que influyó en la apertura del comercio es que una marca de tarjetas que suelen tener contenido de las obras de Banksy inició un proceso judicial para manejar completamente toda la imagen del misterioso activista. Según Stephens, Banksy se ve obligado a utilizar su propio nombre de marca, porque de lo contrario esta podría ser utilizada por otras personas.