La Piedad Bandini, de Miguel Ángel, la obra “maldita” del artista renacentista, será restaurada para devolverle su brillo original, después de un largo desgaste. En el Museo de la Ópera del Duomo de Florencia, la escultura será restaurada ante los ojos del público.
Exhibida en la Tribuna de Miguel Ángel, la obra de dos metros de altura hoy luce sobre su superficie de mármol manchas, gritas y suciedad producto del humo de velas. “Los diversos cambios de propiedad y los movimientos que ha enfrentado, han comprometido inevitablemente el aspecto original”, explicó el museo a través de un comunicado. Actualmente, “la imagen que el ojo percibe al mirar el trabajo es la de un artículo parcialmente cubierto y oscurecido (…) que contribuye a frustrar la lectura correcta del trabajo”.
Pero, desde esta semana el público de la institución podrá ver la primera etapa del trabajo de limpieza, “una operación sin precedentes”, será a los ojos de los visitantes del museo. El objetivo, informó la institución, será lograr “una superficie ‘ámbar’ y de las pátinas que, con el tiempo, con su proceso natural de envejecimiento han transformado los colores originales de mármol”.
De acuerdo con el comunicado de prensa, se intentará “recuperar la majestuosa tridimensionalidad de la obra”. “El criterio detrás de la restauración, de hecho, es eliminar todas las sustancias superpuestas que interfieren con la lectura correcta de la superficie de la obra”, detalló el Museo de la Ópera del Duomo.
La historia de La Piedad Bandini es toda una leyenda: se cuenta que, abrumado por una imperfección en el marmol, Miguel Ángel atacó su obra a martillazos. De ese “atentado” contra su trabajo, hoy quedan algunos rastros en el codo, el pecho, el hombro y la pierna izquierda de Jesús, quien se encuentra abrazado por la Vírgen María y sostenido por Nicodemo.
La obra, creada entre 1547 y 1553, se salvó solo porque el artista decidió regalársela a Antonio Da Casteldurante. Este la hizo arreglar y, luego, se la vendió al banquero Francesco Bandini. Más tarde sería adquirida por Gran Duque Cósimo III de Médici. Pasó por la catedral de Florencia y, desde 1981, se encuentra en su lugar actual.