Pocas personas vieron el futuro con la claridad de Isaac Asimov, uno de los mayores escritores de ciencia ficción y divulgador en temas diversos de biología, química y astronomía, entre otros. Este 2 de enero se cumplen cien años del nacimiento del autor de “Fundación” y de los relatos “Yo, robot”, entre numerosas obras de ficción y una extensísima cantidad de artículos.
Asimov, atento a los desarrollos tecnológicos del momento, supo ver el avance de Internet como tal vez no lo hayan hecho ni los mismos científicos de la universidad del MIT que dieron origen a la web. Humanista y defensor de la ciencia para la educación de las personas, creía que Internet iba a crear una verdadera revolución en el aprendizaje. Hoy podría decirse que su mirada pecaba de ingenuidad -no se imaginó que la web iba a estar infestada de información falsa y dañina y que grandes corporaciones manejarían volúmenes de información personal muy valiosa-. Sin embargo, sí vislumbró que gracias a Internet las personas hoy podemos acceder a información de todo el mundo, a una velocidad y con una velocidad como nunca había sucedido en la historia.
Mirá la entrevista en la que Asimov anticipaba el efecto de Internet sobre la educación:
Asimov, con formación en bioquímica, empezó a leer historias de ciencia ficción siendo un año, a los nueve años. A los 18, vendió su primer relato y su primer libro salió a sus 30 años. Es uno de los autores más prolíficos que haya existido: publicó más de 400 obras, entre la ficción y trabajos sobre ciencia, mitología, historia, humor, libros infantiles y crítica. “Todo lo que hago es escribir. Prácticamente no hago otra cosa, salvo comer, dormir y hablar con mi esposa”, dijo alguna vez. Por su habilidad para imaginar sociedad futuras, pero también por este incansable trabajo es que resultó ganador de ocho premios Hugo (uno de los más importantes que se entrega en el género de la ciencia ficción).
En 1983, Asimov escribió un artículo para el diario Toronto Star en el cual se animó a imaginar el futuro (a decir verdad no le costaba fantasear con los años venideros) en 2019 que acaba de terminar. Allí, entre otros pronósticos, habló de un “objeto móvil computerizado”. Si bien no dio demasiadas precisiones sobre este, afirmó que estos aparatos estarían en cada hogar y que serían parte habitual de nuestras vidas. No es difícil asociar este dispositivo con los smartphones de hoy, casi una extensión del organismo de muchas personas. No dudó, además, en señalar que las computadoras serían fundamentales para la vid. Y también vio un problema del que actualmente ya nadie desconoce: la degradación del ambiente. “Las consecuencias en términos de residuos y polución se harán más evidentes e inaguantables con el tiempo y los intentos de manejar esto serán más agotadores”, aseguró.
Optimista respecto del futuro, seguramente en sus cientos de libros todavía haya pistas de lo que el futuro depara la humanidad.