La ciudad de San Pablo se convertirá en un museo a cielo abierto contra la censura de Bolsonaro

Durante 15 días, el festival “Verano sin Censura” exhibirá las obras vetadas por instituciones del gobierno brasileño.

La ciudad brasileña de San Pablo abrió hoy el festival “Verano sin Censura”, que abraza las obras prohibidas y cuestionadas por el gobierno del presidente Jair Bolsonaro.

Durante 15 días, la ciudad más rica y poblada de Brasil se convertirá en un refugio a cielo abierto para las obras artísticas vetadas por instituciones públicas del gobierno de Bolsonaro. “Nos pareció bien hacer un gesto que representase la acogida de esas obras vetadas, pero que también fuera un acto político con mucha contundencia para mostrar que, en San Pablo, esa clase de conducta jamás será aceptada”, dijo a la agencia de noticias EFE el secretario de Cultura paulista, Alê Youssef.

El festival reunirá 45 piezas, entre las que destaca “Res Publica 2023”, una obra de teatro vetada por la Fundación Nacional de Arte (Funarte) que inspiró la creación del festival paulista, donde seis amigos celebran el Año Nuevo en un distópico “Brasil Tropical Fascista”, ambientado en 2022 tomado por “masas patrióticas” que exterminan a grupos minoritarios.

Pasando por películas, conciertos, exposiciones y debates, el festival incluye una muestra retrospectiva que recuerda momentos claves de la historia brasileña, como la dictadura militar gobernó el país entre 1964-1985, donde la censura ejerció un papel fundamental.

El filme “Bruna Surfistinha” (2011), que compila las aventuras sexuales de la exprostituta Raquel Pacheco, será proyectado después de que Bolsonaro afirmara que no podría “admitir” que este tipo de temática fuera financiada con dinero público.

Así como “La vida invisible de Eurídice Gusmao”, que cuenta en su reparto con la actriz Fernanda Montenegro, tildada de “sórdida” por el ex secretario de Cultura Nacional, Roberto Alvim, removido hoy de su cargo por Bolsonaro, luego de que citara al ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, en un video publicitario del Premio Nacional de las Artes.

La exposición “Censura en cartelera” retrata “temas provocadores y espinosos para el Gobierno actual” e incluye una treintena de carteles que fueron retirados de los pasillos de la Agencia Nacional de Cine (Ancine).

Los ataques a la cultura se multiplicaron con el avance de una ola conservadora en Brasil desde la asunción de Bolsonaro: en septiembre, el alcalde de Río de Janeiro, Marcelo Crivella, prohibió un cómic con personajes homosexuales en la Bienal del Libro por sus “contenidos impropios para menores”.

Tres meses después, la sede del grupo humorístico Porta dos Fundos fue atacada con bombas molotov por su especial “La primera tentación de Cristo”, que presenta a un Jesucristo homosexual en la plataforma Netflix. En ambos casos la Corte Suprema de Brasil revocó la decisión.

(Télam)