En el marco de la octava edición consecutiva del Festival Temporada Alta en Buenos Aires (TABA), que organiza el teatro Timbre 4, se llevó a cabo el clásico torneo de dramaturgia transatlántico en el que compiten Cataluña y Argentina. En esta oportunidad, los textos que se enfrentaron en la final del domingo pasado fueron Matar al padre, de Laura Gost, y Lo cotidiano, de Valeria Di Toto, la escritora argentina que ganó el concurso.
El combate dramatúrgico surge del deseo de motivar y apoyar la escritura teatral, y la presencia de dos obras breves creadas por autoras mujeres en una final disparó interrogantes: ¿Qué vínculo hay entre el teatro de cada época y la situación de la mujer en la sociedad de ese momento? ¿Cuáles fueron las referentes que influyeron en la formación de Gost y Di Toto? ¿Qué función desempeñan las dramaturgas en la actualidad? ¿Cuál es la mirada que aportan como mujeres? ¿De qué manera trabajan el género?.
Si bien no es nuevo ni casual que en un mismo concurso dos mujeres se destaquen en la producción de contenidos, aún desespera el desconocimiento por esas voces que también construyeron el teatro o una perspectiva sobre el mundo: “Soy graduada de la carrera de dramaturgia en Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD) y durante la formación no leías dramaturgas, no se conocían, no estaban en el plan de estudios, trabajabas sobre textos de hombres y era una la que, por voluntad propia, buscaba y quería saber e investigar a mujeres como Griselda Gambaro”, reflexiona Di Toto. Su rival en el ring y amiga en la cafetería acuerda en que “le cuesta nombrar a mujeres referentes de la literatura, el guión o la dramaturgia, sabe que las hay pero decir un nombre de forma rápida le cuesta”.
Las instituciones culturales de ambos países buscaron darle el valor correspondiente a las luchas de las distintas autoras. Tanto en España como en Argentina se realizaron relevamientos e investigaciones sobre las dramaturgas que narraron historias desde 1900 en adelante y, luego de varios rastreos, concluyeron en que hubo mucho teatro escrito por mujeres, pero muy poco registrado. Lo que da cuenta de una necesidad de reconocer esas miradas, de manera retrospectiva y en la actualidad.
Sin embargo cuando se trata de remover lo ya escrito, es inevitable hacer foco en las funciones de los personajes: “Siempre sostengo que la libertad creadora pasa por no esperar que una autora mujer trate temas exclusivamente femeninos, la perspectiva se puede poner de manifiesto con cualquier tipo de género. Para mí el problema es que, en la literatura y en la escritura de teatro, los personajes femeninos aparecen reducidas al hombre. Esa norma es la que construye estereotipos, cuando leo textos me pregunto si la mujer puede ser sustituida por un objeto decorativo, por ejemplo una planta, y la trama funciona igual. Digo ¿En cuántas obras podemos ver que aparecen mujeres? ¿En cuántas de ellas hablan y no solo para pronunciar monosílabos? ¿Cuántas de esas frases no tratan sobre un hombre? Somos las autoras las que podemos romper con eso, superar los estereotipos que han causado mucho daño y hablar desde ese otro lugar”, comenta Gost guionista del cortometraje de animación “Woody & Woody”, ganador del Goya en 2018.
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“Esa necesidad de romper estereotipos deviene de que las mujeres narradas en la literatura pasen por los mismos lugares que han pasado los hombres. Por supuesto que la perspectiva de la mujer sobre temas estrictamente femeninos es necesario tratarlo, porque siempre nos han escrito hombres, pero también creo que la igualdad pasa por el hecho de que se escape de ese simplismo y que se trabaje en personajes complejos por igual”, profundiza la autora Mallorquina y ganadora del Torneo de Dramaturgia del festival Temporada Alta de Girona.
La función del público y su comportamiento durante el torneo es fundamental ya que ellos determinan, mediante el voto secreto, cuál es la lectura ganadora sin saber quién desarrolló los diálogos. Hasta el momento han ganado el torneo transatlántico los autores Roger Peña (El recambio), Pere Riera (Red Pontiac), Jordi Galcerán (El Crédito), Leandro Airaldo (Enamorarse es hablar corto y enredado), Marta Barceló (Tocar mare) y, el año pasado, Cristina Clemente, con el texto Las lentes para mirar cargadores. Si bien hasta el momento levantaron el puño boxeador más hombres que mujeres, la campeona de este año destaca que, cuando se leyeron los textos
en las semifinales argentinas, “nadie supo en ningún momento si lo que se escuchaba pertenecía a un hombre o a una mujer, así como tampoco detectaron cuál es la dramaturgia nacional y cuál la extranjera”.
La obra ganadora “Lo cotidiano”, leída y semi interpretada por Daniela Catz y Matías Marshall, pone de manifiesto el deseo de la mujer desde otro punto de vista: Una señora que siente atracción por alguien más jóven y es correspondida. No solo cuestiona una temática de la que siempre se ha escrito con los roles invertidos, además considera y profundiza en un vínculo que socialmente aún no está naturalizado: “La búsqueda está en construir mujeres tan complejas como los hombres, ahí está la igualdad en la narrativa”, considera Di Toto.