El juez federal Daniel Rafecas elevó hoy a juicio oral la causa en la que el ex jefe del ejército César Milani está procesado por enriquecimiento ilícito.
La decisión de Rafecas llegó tras rechazar tres planteos realizados por la defensa de Milani: de nulidad, de prescripción y de oposición a los requerimientos del fiscal y de la Oficina Anticorrupción.
La investigación se inició a partir de la denuncia efectuada por los diputados nacionales Elisa María Carrió y Fernando “Pino” Solanas a raíz de las supuestas inconsistencias que existirían en el patrimonio de Milani.
En 2013 los legisladores señalaron que Milani trabajó desde los 19 años para las Fuerzas Armadas y que, en el año 2010 declaró un patrimonio de 1.494.610 pesos que creció en el año 2011 a 1.785.889 pesos, pese a que su salario habría pasado de 14.000 pesos en 2010 a 15.000 pesos en 2011.
En dicho contexto salarial, aparecía que Milani sería dueño de una propiedad ubicada en el barrio de La Horqueta, del partido y localidad de San Isidro, en Buenos Aires, desde el año 2010. Según la declaración jurada presentada ante la Oficina Anticorrupción por Milani, esa propiedad habría sido pagada por 1.500.000 pesos, cuando las estimaciones indicaban un valor de mercado muy superior al monto declarado por el ex jefe del Ejército.
Milani argumentó que el dinero para la compra de su mansión surgió de la venta de un departamento ubicado en la calle Moldes 2376 de la Ciudad de Buenos Aires, por un monto de 800.000 pesos. Pero los denunciantes indicaron que esa venta se encontraba registrada seis meses después de la operación por la casa de San Isidro.
Otra inconsistencia detectada por Carrió y Solanas apuntó a la omisión la compra de un auto de la marca Honda, modelo Fit, y un Alfa Romeo modelo Mito, del año 2011.
Por la denuncia, Rafecas imputó a Milani por haber incrementado “ilícita e injustificadamente de manera apreciable su patrimonio durante el período que ejerció la función pública dentro del Ejército Argentino, concretamente en el período de tiempo que va desde el año 2001 (momento en el cual el nombrado fue promovido al cargo de Coronel) hasta mediados de 2013 (tiempo en que se efectuó la presente denuncia)”, en particular verificado por la compra de su caserón en La Horqueta.
Milani aseguró que el resto del dinero para esta compra también fue acercado por su amigo militar Eduardo Barreiro: según argumentó, le prestó doscientos mil dólares. Pero, para desgracia de Milani, el documento que presentó tenía irregularidades (básicamente no podía certificarse su autenticidad), por lo que esta justificación no pudo sostenerse. Se presume que Milani utilizó a su amigo para justificar la “aparición” de esos doscientos mil dólares.
“En virtud de lo expuesto se le imputa a Milani un incremento desmedido y apreciable de su patrimonio, que no encuentra respaldo ni justificación”, expresó Rafecas en su resolución.
Para Barreiro, la muestra de fidelidad a su amigo no le salió bien: fue imputado por haber “actuado como persona interpuesta para disimular el incremento patrimonial” del ex jefe del Ejército.
Con este escenario, Rafecas dio por terminada la etapa de instrucción y elevó la causa a juicio oral para la pareja de amigos. Milani, además, enfrenta otra causa por la compra con sobreprecios de armamento para el Ejército, en noviembre de 2014. Mientras tanto, el ex jefe del Ejército continúa detenido por los secuestros y tormentos padecidos por Pedro y Ramón Olivera en La Rioja, durante la última dictadura militar.