John Banville, por 40 minutos, fue el ganador del Premio Nobel de Literatura. Por lo menos, él, en su interior, así lo creyó hasta que, finalmente, cayó en la realidad: había sido víctima de una broma telefónica.
El jueves pasado por la mañana, Banville recibió una llamada. Un falso Mats Malm, vocero de la Academia Sueca, entonces le dijo, como suele ocurrir en verdad, que se trataba del ganador del Nobel. El desconocido Malm entonces le leyó al autor un texto en el que se lo anunciaba el reconocimiento a su trabajo.
El diálogo terminó con la promesa del falso integrante de la Academia de que más tarde lo volvería a llamar. Y así fue: minutos después, Banville recibió el segundo llamado. Pero ahora, el mismo hombre le decía que, por una controversia interna del jurado, tendrían que quitarse el Nobel.
“Creo que quien primero llamó y luego dejó un mensaje en el que aludía a un desacuerdo asumió que yo le creería y que, al enterarme de que no había ganado el Nobel, haría un gran alboroto en los diarios y diría que era víctima de una disputa dentro del jurado”, explicó el escritor a The Irish Times. El impostor llegó a decirle que todo el problema se había desencadenado por la intervención de una integrante de la Academia. “Creo que eso es lo que él esperaba, que hiciera una escándalo que avergonzara a la Academia”, agregó Banville.
Según el escritor irlandés, el número de teléfono del que salió la llamada corresponde a la Academia Sueca y presume que quien la hizo es una persona “con rencor” hacia la institución. “Tengo la clara impresión de que realmente no fui el blanco de esto”, aseguró.
Ahora, estudian quién pudo haber hecho esa llamada que, aparentemente, no tuvo otro fin más que desatar un gran escándalo luego de las polémicas generadas hace dos años, cuando se conocieran las denuncias por abuso sexual contra uno de los miembros del jurado de la Academia.
“Es realmente una broma cruel”, concluyó el novelista de obras como “El mar” y “Kepler”, entre muchas otras.