El artista chino Ai Weiwei señaló que los alemanes “tienen un profundo rechazo a los extranjeros” y criticó el tiempo que vivió en Alemania, ya que, aseguró que se trata de “un país intolerante, mojigato y autoritario”.
Durante una entrevista con el diario británico The Guardian, que fue reproducida por la agencia de noticias DPA, Weiwei, actualmente de 62 años, se refirió al país en el que residió desde 2015 y hasta hace pocos meses.
Weiwei residía específicamente en Berlín, donde aún cuenta con un atelier, y luego se trasladó a la ciudad universitaria inglesa de Cambridge. El artista y activista chino sostuvo que el principal motivo de la mudanza fue su hijo Lao, de diez años, ya que expresó que espera que reciba una buena educación en el Reino Unido y goce también de una mayor seguridad.
En ese marco, sostuvo que no cree que Alemania brinde un buen ambiente para extranjeros, y comentó que su hijo había sido recientemente amenazado por el dueño de un negocio. “No me gusta un país ni una cultura que se inclina tanto ante las autoridades”, afirmó Weiwei sobre Alemania y agregó que “tienen un profundo rechazo a los extranjeros”. Además explicó que, desde su punto de vista, el nazismo todavía está allí en forma de un sentimiento de superioridad acerca de la propia visión del mundo.
Si bien admitió que nunca se enfrentó a un racismo abierto en Alemania, precisó que varias veces fue expulsado de taxis en Berlín a causa de cuestiones menores. Indicó que en una oportunidad se debió a que se negó cerrar la ventana, y en otra, a que habló por teléfono.
Ai Weiwei, una de las figuras más influyentes del arte contemporáneo, había anunciado su partida de Alemania, donde vive exiliado desde hace cuatro años, en agosto del año pasado. “Mi familia y yo hemos estado aquí encantados, pero me voy de Berlín. Este país no me necesita porque está demasiado centrado en sí mismo”, había manifestado al realizar el anuncio de su partida en un diario local.
Ai (Beijing, 1957), quien se exilió de China tras varios años de arresto domiciliario y prisión acusado por varios delitos, considera que “la cultura alemana es tan fuerte que no acepta realmente otras ideas y argumentos”, lo que, a su entender, dificulta la expresión pública de las voces disidentes.