La empresa de capitales brasileños Alpargatas anunció el cierre de la planta que operaba en la ciudad chaqueña de Presidencia Roque Sáenz Peña por el desplome de las ventas.
La compañía despidió a los 30 empleados de la fábrica ubicada a 170 kilómetros al noroeste de Resistencia y puso a la venta las instalaciones.
Alpargatas venía realizando despidos por goteo, en línea con su estrategia general de retirada de la Argentina.
A mediados de septiembre la empresa del grupo brasileño Sforza pidió al gobierno nacional el “Procedimiento Preventivo de Crisis” y oficializó la venta del 22,5 por ciento. Días después, confirmó el cierre de dos plantas de producción “Calzados Catamarca”, donde despidió a 170 trabajadores; y “Alpargatas”, en la ciudad pampeana de Santa Rosa, donde fueron despedidos 132 empleados.
También están en crisis la planta de la ciudad correntina de Bella Vista, donde trabajan 400 personas.
Alpargatas nació en Buenos Aires en 1883, por el inmigrante vasco Juan Echegaray y el escocés Robert Fraser. La empresa empezó dedicándose a la fabricación del típico calzado rural, con suela de yute, y luego expandió su negocio a la producción de zapatillas de lona, telas de jean y grafa e hilados para sábanas y cubrecamas. Fue creadora y dueña de marcas como Flecha, Topper, Grafa, Palette y Pampero. La compañía instaló plantas en Chaco, Tucumán, Catamarca, La Pampa, San Luis y la principal, en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. En 2007 la compañía textil inició un procesa de desprendimiento de sus marcas y en marzo de 2013, con la adquisición del 4,33 por ciento de Alpargatas SAIC, Alpargatas S.A. Brasil pasó a controlar el 100 por ciento del capital accionario de la empresa textil argentina
Dante Quintana, dirigente del Sindicato de Trabajadores Aceiteros y Desmotadores de Algodón (Stadyca) de Chaco, advirtió que el cierre de la fábrica en Sáenz Peña, la única en esa provincia, es “un golpe socio económico muy fuerte” para la segunda ciudad chaqueña más grande.
“El dinero de esos sueldos dejará de circular en el circuito comercial local. Las indemnizaciones de los despidos, primero, irán para cancelar deudas y con el resto se verá qué se hace”, apuntó.
Según Quintana, el desmonte de algodón bajó de 20.000 toneladas en 2017 a 3.700 en 2018. En años anteriores se desmontaban más de 40.000 toneladas. “Esto pasa por la impresionante caída en el consumo interno de ropas, hilados y telas”, explicó.
(Con información de NA)