Hace algún tiempo que se sabe que Robert Eggers está interesado en realizar una nueva versión de Nosferatu, la inmortal clásica película vampírica dirigida por F.W. Murnau en 1922.
El proyecto, ya de por sí muy interesante, suma un nuevo atractivo al darse a conocer que será la tercera colaboración entre el director y Anya Taylor-Joy, la protagonista de La bruja (2015), el film con el que tanto cineasta como actriz iniciaron sus prometedoras carreras en el cine.
Si bien hace bastante sabemos que el director de El faro, la obra maestra protagonizada por Robert Pattinson y Willem Dafoe, alberga estas intenciones, él mismo señaló que es un proyecto que solo haría en un punto de su carrera en el que se considera lo bastante experimentado. Parece que ese momento llegará después del lanzamiento de la que será su tercera película, la vikinga The Northman con Taylor-Joy, Nicole Kidman, Alexander Skarsgard, Ethan Hawke, Willem Dafoe y Björk, que se estrenará el año que viene.
El nuevo revuelo viene a cuenta de un perfil sobre Anya Taylor-Joy publicado en Los Angeles Times donde se elabora un repaso de la apretada agenda que tiene por delante la actriz de la inminente película de terror psicológico Last Night in Soho, dirigida por Edgar Wright.
Además de la precuela de Mad Max: Furia en la carretera, donde interpreta el papel de una joven Imperatur Furiosa bajo dirección de George Miller, la actriz tiene previsto volver a colaborar en un thriller titulado Laughter in the Dark con Scott Frank, el director de la miniserie Gambito de dama que también ha sido un gran triunfo y salto para ella.
Será después de ambos títulos cuando Taylor-Joy trabaje de nuevo con Eggers en esa nueva versión de Nosferatu de la que todavía nada más se sabe; y, sin embargo, ya es uno de nuestros futuros proyectos más deseados.
Por supuesto, el director de La bruja no es el primero con ganas de revivir la obra maestra del expresionismo alemán. La Nosferatu original, en la que Murnau y su guionista Henrik Galeen (el director de El Golem) plagiaron Drácula a su antojo, ya tuvo un remake en 1979 a manos de Werner Herzog, donde Klaus Kinski nos regaló una de sus más antológicas interpretaciones.
Eggers es consciente de lo alta que está la vara, así que nos llena de ansiedad saber cómo tiene pensado colocarse a la altura del desafío. Volver a contar con Anya Taylor-Joy, desde luego, es un buen primer paso.