Arte, arte, arte argentino

Desde comienzos de mayo, una megamuestra con más de 400 obras de arte argentino se desarrolla en la ciudad de Rosario: “Arte argentino. Cien años en la Colección Castagnino+Macro”

Organizada en simultáneo en dos sedes (el Museo de Bellas Artes Juan B. Castagnino , situado frente al siempre florido Parque Independencia, y en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Macro) tres parejas de curadores fueron convocadas para sintetizar, en tres actos, la historia del Arte Argentino.

Adriana Armando y Guillermo Fantoni fueron adjudicados a curar la Planta Baja del Castagnino, para la cual seleccionaron más de un centenar de obras que van de 1918 a 1968, de entre más de dos mil piezas pertenecientes al patrimonio del Museo.

 

Antonio Berni

 

El primer sector de la muestra, titulado “Un pasado expuesto. Caminos del arte entre 1918 y 1968”, tiene diez escenas que parecieran relatar no sólo el desarrollo en términos técnicos, sino también las distintas miradas y formas de habitar los paradigmas estéticos de esos tiempos.

Ejes fundamentales en nuestra historia, como el mundo del trabajo y el de las protestas sociales (expuestas en obras de Abraham Vigo, Julio Vanzo y Antonio Berni, entre otros), la influencia de los viajes en la estética de los artistas argentinos y la escasa presencia de artistas mujeres en la colección temprana del Castagnino son algunas de las propuestas más destacadas.

“Es abrumador el peso de los artistas varones en ese período de la colección patrimonial del museo”, admite Armando a La nación, historiadora e investigadora del arte. Ada Tvarkos, Susana Hertz, Raquel Forner y Melé Bruniard (homenajeada en la reciente edición de arteBA) son algunas de las elegidas, además de la heroína del arte en Rosario: Emilia Bertolé.

 

Raquel Forner

 

También en la planta baja, se exhibe un conjunto de desnudos femeninos pintados por hombres. Algunas de índole alegórica, otras más sensuales, las pinturas aluden a una práctica que hoy podría ser censurada como políticamente incorrecta. “Es un llamado de atención”, señalan los curadores.

Entrando ya en la década del ‘60 la perspectiva sociopolítica y la nota experimental entran en escena, con obras de Marta Minujín, Gyula Kosice, Julio Le Parc, Juan Pablo Renzi y Noemí Escandell. El primer núcleo de la muestra es el que más tiempo permanecerá abierto al público: cierra el 25 de febrero de 2019.

También se exhiben obras de contemporáneas como “El carro blanco”, de Liliana Maresca, ya en la Planta Alta. una escultural instalación de la artista que conserva abosulta correlación con nuestros tiempos, y funciona como metáfora de la recurrente crisis argentina.

El segundo acto, que abarca desde 1968 a 2001, se desarrolla en la planta alta del Castagnino, y tiene como curadores seleccionados a Nancy Rojas y Roberto Echen. Allí se aprecian obras que parecen fundar tradiciones rebeldes e insurgentes, de los periodos más álgidos de la reciente historia popular.

 

Liliana Maresca

 

Muestra de ello es el cierre de esta sección, con el trabajo de lo que fue el colectivo Tucuman Arde y los registros de sus experiencias sobre el cierre de los Ingenios azucareros. También se presentan obras de Artistas Plásticos Asociados, El Siluetazo y León Ferrari. El Castagnino+Macro es quizás el museo del país con mayor cantidad de pinturas, dibujos y “cartas dibujadas” de este autor.

“Cada protesta social es una obra de arte”, se lee en un manifiesto del grupo Escombros, de La Plata. Con ecos de las revueltas de fines de los años 60 y las de 2001-2002, el núcleo al cuidado de Rojas y Echen presenta trabajos de Ana Gallardo, Elba Bairon, Guillermo Kuitca, Marcelo Pombo, Juan Carlos Romero, Marie Orensanz y Graciela Sacco.

 

León Ferrari

 

Esta sección cierra al público el próximo 30 de septiembre.