“¿Puede el mundo del arte, con sus razones estéticas universales, declararse al margen de las reglas del régimen patriarcal? ¿Está este campo libre de techos de cristal, mansplaining y estereotipos de género?”
Estas son algunas de las preguntas que se plantea la doctora en Filosofía y Letras, investigadora principal del Conicet y profesora titular de Arte Latinoamericano y Arte Internacional Andrea Giunta, a días de lanzar “Feminismo y arte latinoamericano – Historias de artistas que emanciparon el cuerpo”.
El libro se va desarrollando como una suerte de registro que también combina parte de la crónica experimentada por la misma autora, a la hora de relatar su experiencia con las organizaciones feministas, y su propia activación dentro de esos espacios, tal y como cuenta en su artículo en revista Anfibia:
“Llegué temprano a la asamblea, que se realizaba en la Mutual Sentimiento, en el barrio de Chacarita, porque quería experimentar todo el proceso, desde las primeras compañeras que empezaron a llegar, solas o en grupos, hasta las últimas, al punto de prácticamente no poder movernos. Se calculaban mil personas. Distintas oradoras presentaron situaciones particulares. Las mujeres organizadas en Posadas; las que fueron despedidas del Ballet Nacional de Danza; las de la red que, por razones de seguridad, cooperan en forma clandestina con víctimas de violencia; las que trabajan sobre los feminicidios en la Villa 21 –y que los medios de comunicación insisten en no registrar–. Se refirieron a las reuniones que, desde hace años, celebran y dieron la bienvenida a las compañeras de Ni una menos que participan de esta inmensa organización de distintas agrupaciones de mujeres. (…) Una frase fue repetida por distintas voces: las coincidencias que nos unen en la lucha son más importantes que las diferencias”, según expresa en uno de los fragmentos.
Sin embargo, el rigor de la investigación, propio de un perfil como el de Andrea Giunta, de trayectoria en investigación entre los vínculos de la historia, el arte, la argentina no puede ser dejado de lado.
“Feminismo y ….” presenta un panorama teórico y cuantitativo de la escena femenina en las artes visuales y se detiene en la intervención de artistas que contribuyeron a construir una imaginación emancipadora en América Latina. La obra de la colombiana Clemencia Lucena, de la argentina María Luisa Bemberg, la filmografía de Narcisa Hirsch, la formación del feminismo artístico en México y la producción de Nelbia Romero y de Paz Errázuriz en los contextos dictatoriales de Uruguay y Chile son los hitos de esta historia.
Andrea Giunta recorre en estas páginas la emergencia de nuevos temas –la maternidad, el acoso, la prostitución, los cuerpos divergentes– y nuevas formas de representación, que interpelan no sólo las diferencias entre un arte feminista y un arte femenino, sino también las relaciones de poder inscriptas en los modos de ver y mostrar.
Tambien, claro, cómo el mundo artistico fue haciendose eco de estos reclamos y requerencias, luego de una etapa desprovista de un debate comun y transversal sobre la cuestion de género, que podria haber sido abordada individualmente por la tematica que trabajaron muchas artistas, pero nunca desde el germen colectivo de debate y encuentro, para también intercambiar como todas las áreas vinculadas a lo artístico de ven afectadas por la misma problemática.
Para el caso, la experiencia “Nosotras proponemos” es uno de los ejemplos emblemáticos que cristaliza la necesidad de estos espacios, y que Giunta retoma para exponer en su libro.
“La palabra “feminismo” recuperó legitimidad en el ámbito artístico. En términos de reconocimiento de una situación de reproducida discriminación y abuso, el Compromiso Nosotras Proponemos cuenta con algunos precedentes: la carta abierta “No nos sorprende”, por ejemplo, que elaboraron artistas de la escena artística estadounidense ante las causas legales por abuso contra el editor de la revista Art Forum, Knight Landesman; o también las marchas contra los crecientes feminicidios en la Argentina que, desde 2015, se fueron tornando masivas.”
En su libro, Giunta cuenta la historia de una revolución en curso y en ella se propone como una intervención activa desde el conocimiento. Si todavía hoy el universo del arte réplica, bajo las formas de la exclusión y la invisibilización, las distintas violencias contra las mujeres, restituir el sentido político del feminismo artístico no significa reponer un conjunto de nombres en un sistema de poder, sino contribuir a la apertura de una comprensión distinta del mundo.