Durante su doctorado en la Fundación Instituto Leloir (FIL), Ayelén Valko estudió la autofagia, una especie de autodigestión de las células que les permite sobrevivir cuando enfrentan condiciones adversas, como el ayuno, y cuya alteración puede dar lugar a enfermedades como el cáncer y el alzhéimer. Este proceso cobró notoriedad cuando en 2016 un investigador japonés, Yoshinori Ohsumi, ganó el Nobel de Medicina por identificar por primera vez los mecanismos genéticos básicos que lo regulan. “La belleza y la complejidad de este proceso me impresionaron tan profundamente que sentí la necesidad de pintarlo”, afirma Valko quien se desempeña como becaria postdoctoral del CONICET en la FIL.
Tal como describe la revista científica “Autophagy”, Valko decidió ser fiel a esa necesidad y plasmó sobre dos lienzos la “coreografía” de elementos subcelulares involucrados en la autofagia: se forman vesículas que degradan y reciclan materiales propios de la célula para “alimentarse”.
“Realicé estos trabajos con la intención de captar la esencia de este proceso biológico transmitiendo ideas científicas a través del arte. Mi desafío fue representar los elementos de estudio utilizando recursos artísticos, pero sin perder el rigor de las observaciones científicas”, explica Valko, quien egresó como licenciada en ciencias biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y estudió en la Universidad Nacional de las Artes (UNA), especializándose posteriormente en ilustración científica y naturalista en el Laboratorio de Ilustración Científica y Arte Naturalista (LICyAN) “Ernest Haeckel” y Adumbratio, ambos en La Plata.
La artista y científica agrega que sus pinturas no están destinadas sólo a la comunidad científica sino también al público en general, como instrumento de disfrute y divulgación de la ciencia.
“Autofagia 1” y “Autofagia 2”
Valko es una de las autoras principales de un trabajo publicado en 2017 en “Molecular Biology of the Cell”, que reveló el papel esencial que un gen, llamado Zonda, cumple para que la autofagia pueda llevarse a cabo. El hallazgo se realizó haciendo experimentos con la mosca del vinagre (Drosophila melanogaster), una especie en la que se encuentran conservados el 75 por ciento de los genes asociados con enfermedades genéticas en humanos.
Para crear sus obras, la artista y becaria postdoctoral se basó en imágenes de alta resolución microscópica que reflejan procesos de autofagia en larvas de moscas Drosophila sometidas a ayuno. “Las pinturas no son de ninguna manera copias de fotografías, sino invenciones inspiradas en mis observaciones y planeadas cuidadosamente”, aclara Valko.
“Autofagia 1” es un óleo sobre lienzo inspirado en imágenes de microscopía de fluorescencia confocal, dominada por tonos rojo brillante, naranja, verde y matices amarillos sobre un fondo negro interrumpido por trazos azules. “Autofagia 2”, en cambio, representa en una escala de grises el proceso de autofagia con un mayor nivel de aumento, “como si se viera a través de un microscopio electrónico”, explica la autora.
“Si se observan mis pinturas olvidando por un momento lo que representan, se puede apreciar una sensación de fluidez: se percibe que los elementos representados en el interior de la célula son arrastrados por diversas corrientes, reflejando la complejidad de la dinámica intracelular. Este es esencialmente un recurso estético al que acudí para hacer la obra más intrigante y atractiva”, explica Valko.
De acuerdo con la artista, desde los inicios de la biología moderna, los científicos han utilizado la ilustración para representar la naturaleza. E incluso hoy en día el dibujo y la pintura se consideran fundamentales herramientas para representar y sintetizar observaciones científicas.
Asimismo, Valko indica que los esfuerzos para transmitir la belleza del mundo natural a quienes no son expertos por lo general están destinados a representar organismos enteros, como plantas y animales, y rara vez se enfocan en mostrar lo que ocurre dentro de una célula. “Pienso que el arte puede ser una poderosa herramienta para crear obras que representen el magnífico universo subcelular para que no permanezca velado al público general”, asegura.
Richard Feynman, premio Nobel de Física de 1965, dijo una vez: “Tenía muchas ganas de aprender a dibujar, por una razón que me guardé para mí: quería transmitir una emoción que tengo sobre la belleza del mundo”. “Tengo la misma necesidad”, cuenta Valko.
El genetista y biólogo Gábor Juhász, del Centro de Investigación Biológica de la Academia Húngara de Ciencias, elogió con entusiasmo la iniciativa de Valko. “Como genetista y biólogo siempre me resulta más fácil mostrar una imagen de microscopía para atraer a un público lego hacia la belleza de las células y explicar la tremenda complejidad que se puede extraer de una sola microfotografía. Lamentablemente, creo que como comunidad científica en general no estamos haciendo el mejor trabajo para llegar al público y comunicar lo que hacemos. Es por esto que apoyo de todo corazón iniciativas como las de Ayelén Valko”, señaló.
Las obras Autofagia 1 y Autofagia 2 fueron seleccionadas en la convocatoria “Majo 2019: VI Muestra Arte Joven” para ser expuestas en la Fundación Rómulo Raggio durante julio y agosto de 2019. Por otra parte, fotografías de los cuadros ganaron el primer y segundo lugar en el I Concurso de Arte del iB3 (Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biomedicina) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
(Agencia CyTA)