Actriz, dramaturga y directora. Pilar Ruiz viene trabajando en la escena independiente con obras comprometidas. “Los temas que abordan mis obras son una consecuencia de lo que me interesa preguntarme en la vida cotidiana. En el día a día, me pregunto todo lo que plasmo en las obras, es como si fuera una extensión de lo que me pasa cotidianamente. Me sirve ponerlo en palabras, generar reflexiones conjuntas con otres y poder pensar las cosas desde diferentes lugares”, afirma.
Comenzó a dirigir con la obra En el fondo, donde abordaba la trata de personas. Esta obra fue declarada de interés cultural por el Ministerio de Cultura de la Nación y por la Legislatura Porteña. A partir de allí, inició un camino profesional que continuó con obras que tuvieron gran repercusión internacional como nacional. Títulos como Descansa, que trabajaba sobre el derecho de una mujer a elegir sobre el propio cuerpo, y De los héroes que no aterrizan en las islas de los cuentos, que fue publicada en la antología “Futuros Contemporáneos. Novísima Dramaturgia Argentina”, donde reflexionaba sobre la Guerra de Malvinas a partir del reencuentro entre un ex combatiente y su novia, marcaron el camino de una directora con una impronta comprometida tanto fuera como dentro del teatro.
La inauguración de la nueva sede del Teatro del Pueblo significa una nueva oportunidad para Pilar Ruiz que estrenará su última obra Bailan las almas en llantas, una versión libre del clásico Romeo y Julieta de William Shakespeare. Los personajes no son los de Verona, sino pibes y pibas que viven en situación de marginalidad.
Diario Vivo: ¿Cuál fue el punto de partida de escritura de Bailan las Almas en Llantas?
Pilar Ruiz: En el 2015, yo dictaba clases de actuación para adolescentes que viven en situación de marginalidad y estaban haciendo la escuela primaria. En uno de los grupos, había une estudiante que se llamaba Julio, un día faltó a clase y me pareció raro porque nunca faltaba. A la semana siguiente, volvió y contó una situación de violencia institucional que había vivido con la policía, lo amenazaron porque lo habían encontrado en una situación de robo. A partir de ese hecho, quedé muy movilizada. Esto me impulsó a escribir y hacer un cruce con el clásico de Romeo y Julieta de Shakespeare, pensando en la imagen de Romeo y el destierro con situaciones de poder en el medio. La obra dialoga con el clásico, pero, a la vez hay muchas rupturas que me tomé el permiso de hacer con esta versión libre, revisando una lectura que se le ha dado a este clásico con una mirada feminista. La historia es una lucha de cuerpos deseantes en un cruce de poderes en el mundo adulto. Es un poco la situación que yo vivía con les adolescentes cuando trabajaba dando clases. Más allá de mis vivencias personales, también tomé como referencia la crónica Cuando me muera quiero que me toquen cumbia de Cristian Alarcón que reivindica la cultura popular y cuenta la historia de un pibe que vivió una situación de gatillo fácil.
DV: ¿Qué ejes trabajaron con los actores y actrices para distanciarse del clásico?
PR: Como autora y directora de la obra, lo que trabajamos con el equipo es posicionarnos desde el lugar del deseo, de plantear que esos jóvenes se terminan suicidando porque hay una opresión al deseo. No es la construcción de un amor romántico sino que las circunstancias en la que viven y la opresión de cuerpos deseantes que quieren estar juntes, que tienen otros anhelos son bloqueados por las luchas de poder que imposibilitan que ese deseo pueda ser vivido libremente.
DV: ¿Por qué decidiste titular a esta obra Bailan las almas en llantas?
PR: El título alude al universo de la música popular. Hay una necesidad de reivindicar lo popular y la música que hace que esos cuerpos se muevan. En este caso, es la cumbia y el reggaetón. Las llantas hacen referencia a las zapatillas deportivas, la indumentaria que utilizan les protagonistes en el universo en que viven. Bailan las almas en llantas está atravesada por todo ese universo, por los negocios que hay entre la policía y el poder con el fuerte deseo de dos cuerpos deseantes.
DV: ¿Cuáles fueron los desafíos a los que te enfrentaste al realizar esta obra?
PR: Bastantes. Me interesaba generar una poética específica de lo que estábamos construyendo. Queríamos crear una historia que pueda conmover sin dejar de ser una ficción. Al momento de escribir y durante los ensayos con el equipo, resonaba la pregunta de cómo contar esta historia, cómo contarla sin caer en un costumbrismo, sin espectacularizar o criminalizar la realidad y generar una reflexión real de las condiciones de vida que algunes tienen en este país. Se trabajó mucho sobre procedimientos de distanciamiento en el texto y en la puesta en escena para dejar de manifiesto que hay una construcción poética. Ni criminalizar ni espectaculizar nos llevará a crear una verdadera reflexión de la desigualdad social que se vive en el país y de los privilegios que tenemos algunes y la falta de acceso a derechos que tienen otres.
DV: En obras anteriores tuyas, se trabajaba mucho con la corporalidad… ¿Bailan las almas en llantas también está atravesado por el cuerpo?
PR: Para mí, el cuerpo actoral y el cuerpo político- social de nosotres como ciudadanes es el eje fundamental de la actuación y del teatro. El teatro es cuerpo escénico, entonces me gusta mucho indagar desde ahí con los actores y las actrices que se involucran de una manera verdadera y profunda con lo que hacen. En esta obra, hay un cruce multidisciplinar y una entrega física muy grande de parte de todo el elenco en la cual tiene que ver con sincerarnos con lo que la obra cuenta. No hay posibilidad de sincerarse con una situación si no se pone el cuerpo.
DV: El elenco está conformado por una gran cantidad de actores y actrices. ¿Cómo fue la experiencia de dirigir a este elenco?
PR: Es la primera vez que dirijo un elenco con diez actores y actrices en escenas lo cual fue un desafío hermoso. Requirió muchísimo trabajo pero a la vez fue muy lindo. Es muy gratificante ver diez cuerpos creando en escena y poder construir de forma colectiva con el elenco y el equipo creativo. En total, somos diecisiete personas trabajando y para mí es un gran aprendizaje constante, abre la diversidad, la escucha. En la construcción, hay mucha diversidad y pensarnos desde la horizontalidad da muchísimo material concreto para la obra.
DV: Tu primer paso hacia la dirección fue en 2014 con la obra En el fondo ¿Cómo se fue dando ese pasaje?
PR: No me hubiese dado cuenta a priori que me gustaba dirigir sino hubiese escrito una obra antes. Cuando terminé el texto de la obra En el fondo, que fue mi primer trabajo de dramaturgia, pensándolo en quién dirigirlo y hablándolo con otres compañeres, le propuse el proyecto a Verónica Cognioul Hanicq y Fabricio Mercado, se entusiasmaron y empecé casi sin darme cuenta. Es claro que primero soy dramaturga y, a consecuencia de eso, empecé a dirigir.
DV: Y ¿Cuál obra crees que significó un antes y un después en tu carrera?
PR: En el fondo fue muy clave por todo lo que recorrió la obra. No lo esperábamos como grupo y fue una obra que hicimos hasta el año pasado. Hicimos varias giras por el interior del país y también internacionales, fuimos a Ecuador, Colombia, España. Cuando una obra se mueve tanto, es movilizador y contagia a seguir creando. Sin embargo, en De los héroes que no aterrizan en las islas de los cuentos, encontré un desarrollo en mi rol como directora, ahí veo otro quiebre positivo en lo que vengo desarrollando. Tenía una mayor conciencia desde la dirección sobre lo que hacía y que De los héroes… haya sido tan clave me incentivó a escribir una obra como Bailan las almas en llantas. Significó la oportunidad de probar qué nuevos desafíos puedo asumir como artista.
DV: Como parte de la Colectiva de Autoras, ¿Cómo ves la situación actual de las directoras y dramaturgas argentinas?
PR: Desde la Colectiva, se vienen realizando investigaciones y estadísticas en relación al rol de la mujer en los espacios de trabajo en el teatro. En esas investigaciones, pudimos ver que la mujer crea a la par que el hombre, no hay mayor creación masculina pero en los espacios remunerados hay menos presencia de mujeres. Ahí aparece una desigualdad. En algunos espacios desde el 2018 hasta ahora, se está empezando a tener una mayor paridad pero no es del todo completa. Queremos impulsar un proyecto de ley de cupo para los espacios oficiales. Es tiempo de que nuestras voces estén mucho más presentes, que nuestro trabajo sea reconocido remunerativamente, de la misma forma que se reconoce el trabajo de muchos dramaturgos o directores. La posibilidad de que exista una paridad teatral nos fortalecerá muchísimo culturalmente.
Ficha técnica:
Dramaturgia y dirección: Pilar Ruiz Asistencia de dirección: Milagros Vera Elenco: Camila Conte Roberts, Juan Tupac Soler, Daniel Begino, Federico Martínez, Franco Bertoglio, Jesús Catalino, Joaquín Gallardo, Lola Banfi, Matías Méndez, Romina Oslé Entrenamiento físico y diseño coreográfico: Andrés Molina Diseño de Vestuario y escenografía: Victoria Chacón Música original y diseño sonoro: Gastón Poirier Diseño de iluminación: Lucía Feijoó Fotografía y Video: Francisco Castro Pizzo Diseño gráfico: Juan Pablo Rodríguez. Prensa: Marisol Cambre Producción Ejecutiva: Poética Resiliencia y LugarOtro.
Teatro del Pueblo: Lavalle 3636., CABA.