Con unos días de demora, Banksy reivindicó que el grafiti aparecido en la pared de una peluquería ubicada en Nottingham, en Inglaterra, es suyo.
En esta obra mixta, entre la instalación y el arte plástico, puede verse a una bicicleta real, atada a un poste, y sin un rueda. Mientras que en la pared de ladrillos justo detrás de la bicicleta se ve el grafiti, en blanco y negro, de una niña que utiliza el neumático como hula-hula.
En los últimos días el debate sobre la autoría de la obra había crecido en las redes sociales, hasta que ayer el artista de Bristol confirmó, en su cuenta de Instagram, que todo pertenece a su talento en el arte callejero.
Según la gerente de la peluquería, Surinder Kaur, de 42 años, la bicicleta no se encontraba allí antes de la aparición de la obra. “Todo el mundo está muy emocionado y mucha gente viene a ver el dibujo. Lamentablemente, no soy dueña de esta propiedad, solo la estoy alquilando”, expresó a la agencia AP.
Ahora, las autoridades locales cubrieron la obra con una película de plástico transparente para protegerla, al mismo tiemplo que se multiplicaron las visitas a la pared de la peluquería en donde apareció la niña del hula-hula.