Amenazantes como lo han sido en todo el Mundial, los Diablos Rojos belgas echaron a Brasil de Rusia-2018 al imponerse 2-1 este viernes en los cuartos de final y avanzar a las semifinales, donde se encontrarán con Francia.
Fernandinho, en su propio arco a los 13 minutos, y Kevin De Bruyne, a los 31, marcaron los goles de Bélgica, que en 13 participaciones históricas en la Copa del Mundo consigue por segunda ocasión clasificar a semifinales. Renato Augusto, a los 76, marcó el descuento de la Seleçao que aspiraba a disputar su duodécima semifinal mundialista y había llegado a Rusia como una de las candidatas al título.
Con este resultado, la llamada Generación de Oro belga igualó lo hecho por aquel equipo de ensueño de Enzo Scifo, Jan Ceulemans y Jean-Marie Pfaff en México-1986, cuando llegó a las semifinales pero cayó rendido ante Diego Maradona.
Bélgica, además, pudo vengar el 2-0 en los octavos de final del Mundial Corea del Sur y Japón-2002, cuando la Seleçao del Fenómeno Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho la dejó por el camino para convertirse luego en pentacampeona, en el único enfrentamiento previo que habían tenido en una Copa del Mundo.
Los Diablos Rojos y los Bleus jugarán el martes próximo en San Petersburgo para definir el primer finalista de la Copa del Mundo de 2018.
Para Brasil la eliminación en los cuartos de final supone un durísimo golpe en su deseo de convertirse en hexacampeón del mundo, que vuelve a despertar el fracaso de hace cuatro años en las semifinales cuando cayó 7-1 con Alemania en su Mundial.
Sin temor a nada fue la selección belga la que asumió el protagonismo en los primeros minutos, y tuvo la primera oportunidad en un furioso contraataque que Eden Hazard finalizó con un remate desviado. Esa fue la respuesta a una pelota que minutos antes Thiago Silva había estrellado en el horizontal tras un tiro de esquina, pero que no terminó de inquietar a los diablo. Tanto así que a los 13 minutos se encontraría el 1-0, en un infortunio de Fernandinho en su intento por rechazar una pelota de córner, pero ésta lo golpeó en el brazo y terminó engañando a Alisson para meterse en el arco.
El gol hizo justicia a una Bélgica que basada en la presión y en la búsqueda por los laterales abría las puertas de un Brasil desajustado en defensa y sin poder de recuperación en la mitad. Así fue como sufrió el 2-0 con un contragolpe furibundo de ese diablo negro llamado Romelu Lukaku, que desparramó rivales a lo Messi para abrir el juego a la derecha donde ingresaba De Bruyne y que el mediapunta del City culminó con un misil esquinado a la derecha. Brasil no salía del desconcierto y con muy poco quiso recuperarse, pero no fueron suficientes los intentos personales de Neymar ni de Coutinho para inquietar a un seguro Thibaut Courtois.
En un desarrollo de ida vuelta, la Seleçao mostró una mejor versión en la segunda parte con el ingreso de Roberto Firmino por un apagado Willian, y minutos después con la gambeta de Douglas Costa por un intrascendente Gabriel Jesús. Pero Bélgica se mantuvo firme, por momentos cedió la posesión y resistió con firmeza los intentos de rebelión de los brasileños, sobre todo gracias a las atajadas de Courtois.
Brasil por la necesidad del descuento se desprotegía peligrosamente atrás, generando en su zona unas ráfagas de contragolpes belgas que levantaban a los 42.873 espectadores que acudieron al Kazán Arena.
Desorientado, el equipo brasileño se las arregló sin embargo para poner el 2-1 con un cabezazo de Renato Augusto a los 76 a pase de Coutinho, tres minutos después de haber ingresado por Paulinho, otro de discreto nivel.
Bélgica no se fracturó con el gol, aguantó el chaparrón y Brasil se entregó por completo a Neymar para que frotara la lámpara y resolviera el problema. Pero el 10 no pudo repetir la faena como ante México y terminó cocinado con la Seleçao en la hoguera del diablo.