Hemorragias, lesiones vaginales, cervicales y uterinas. Infecciones. Problemas psicológicos. Estas pueden ser algunas de las consecuencias de un aborto inseguro. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen 25 millones de interrupciones de embarazo en condiciones que no son las recomendadas por los organismos de salud y que ponen en serio peligro a la salud de las mujeres.
De acuerdo a un estudio publicado en la revista médica The Lancet y realizado por la OMS y el Instituto Guttmacher, la mayoría de los abortos se produce en países en desarrollo de África, Asia y América Latina. El trabajo dividió esta práctica, por primera vez, en subcategorías, que divide a las interrupciones de embarazo entre subcategorías entre los que corresponden a situaciones de riesgo. De esta forma, quedaron agrupados en abortos “menos seguros” y “nada seguros”.
Según el estudio, el 31 por ciento de los abortos fueron “menos seguros”, que significa que fueron llevados adelante por personal calificado aunque con métodos en desuso, como el legrado; o por personal poco calificado. En el 14 por ciento de los casos, la interrupción voluntaria del embarazo se encuadraron como “nada seguros”, y estos incluyen la utilización de hierbas introducidas en la vagina, ácidos, o la manipulación de elementos no adecuados. En estas condiciones, las consecuencias de un aborto mal realizado puede acarrear severos problemas de salud, e incluso puede ocurrir que el aborto sea incompleto.
“Se precisan más esfuerzos, especialmente en las regiones en desarrollo, para garantizar el acceso a los anticonceptivos y al aborto seguro”, dijo Bela Ganatra, autora principal del estudio y científica del Departamento de Salud Reproductiva e Investigaciones Conexas de la OMS.
La investigación también indicó que en los países donde al aborto está completamente prohibido o se permite solo para salvar la vida de la mujer o preservar su salud física, solo uno de cada cuatro abortos fue seguro; por el contrario, en los países donde el aborto es legal en supuestos más amplios, casi nueve de cada diez abortos se realizó de manera segura. Restringir el acceso al aborto no reduce el número de abortos, señaló el estudio.
La mayoría de los abortos que se realizan en Europa occidental y septentrional y en América del Norte son seguros. Estas regiones también tienen las tasas de aborto más bajas. La mayoría de los países de estas regiones también cuentan con leyes relativamente permisivas sobre el aborto, altos niveles de uso de anticonceptivos, desarrollo económico e igualdad de género, y servicios sanitarios de alta calidad, factores todos ellos que contribuyen a que los abortos sean más seguros.
“Como muchos otros procedimientos médicos comunes, el aborto es muy seguro cuando se realiza con arreglo a las directrices médicas recomendadas, y esto es importante tenerlo presente”, explicó Gilda Sedgh, coautora del estudio y principal investigadora científica del Instituto Guttmacher.
En América Latina, solo uno de cada cuatro abortos fue seguro, si bien la mayoría de ellos se consideraron como “menos seguros”, ya que cada vez es más frecuente que las mujeres de la región obtengan y se autoadministren medicamentos como el misoprostol fuera de los sistemas de salud oficiales. Esto ha conllevado que en la región se hayan registrado menos muertes y complicaciones graves derivadas de abortos peligrosos. Sin embargo, este tipo de aborto por autoadministración informal de medicamentos al que las mujeres tienen que recurrir en secreto no cumple las normas de la OMS en materia de aborto seguro.